Pero, detrás de esa legendaria carrera, hay un inicio menos conocido que se sitúa en Uruguay, concretamente en San José, en el año 1977. Allí comenzó su travesía internacional de éxitos, forjando los cimientos de una trayectoria que cambiaría para siempre el mundo del motor.
Conocido como Beco por sus seres queridos, Senna pasó su infancia en el barrio Santana de San Pablo, junto a sus padres, Milton y Neyde. Su primer vehículo fue un kart que su papá fabricó usando un motor de cortadora de césped. A los ocho años, tuvo la oportunidad de probarlo en un kartódromo y sorprendió a todos con su habilidad en el volante. En 1973, empezó a competir oficialmente y logró su primera victoria en el kartódromo de Interlagos. A pesar de su corta edad, no tuvo problemas para consagrarse varias veces campeón brasileño, y ese éxito lo llevó a la capital maragata.
Senna-kart-1977.png
En 1977, Ayrton Senna trabaja en su kart, asistido por dos amigos mecánicos.
“San José es la cuna del karting en Sudamérica. La primera carrera se llevó a cabo el 29 de enero de 1961, alrededor de la plaza Independencia. En 1966, se inauguró el primer circuito de la región en el parque Rodó, que hasta hoy sigue siendo el mejor del país. Allí se celebró el sudamericano en abril de 1977”, cuenta el senador del Partido Nacional Carlos Camy, que con siete años convivió con un jovencísimo Ayrton da Silva —que en sus inicios usaba el apellido de su padre— que se alojaba una semana en su casa para poder competir.
“En esa época no era como ahora, que se va a un hotel. Todos se conocían y era común que los padres de un piloto invitaran a los competidores extranjeros a quedarse en sus casas. El destino nos trajo a Ayrton”, comenta Camy a Galería, recordando aquellos tiempos con cariño.
Senna-San-Jose-1977.jpg
Ayrton Senna, a toda velocidad por el kartódromo de San José.
Archivo Puig / Peña
El padre del legislador, el recordado corredor Oscar Chucho Camy, fue un referente del automovilismo maragato y estuvo siempre involucrado en la organización de las competencias en el kartódromo. Ese fin de semana del 22 al 24 de abril de 1977 corrió contra el brasileño. “Yo era muy chico, pero tengo recuerdos vívidos, como el fuerte accidente que sufrió compitiendo contra él. Estaba con mi mamá, que gritaba y quería entrar a la pista. Por suerte, todo terminó bien; el casco que llevaba le salvó la vida”, relata.
De aquella visita, Camy conserva el banderín firmado que Senna le regaló antes de regresar a San Pablo, con la dedicatoria: “De Ayrton para Carlos Daniel”. “¿Te imaginás? Lo guardo como un tesoro. ¡Esto es una verdadera reliquia!”.
Banerin-Camy.jpeg
Carlos Camy con el banderín que le firmó Ayrton Senna.
Búsqueda
El senador recuerda con humor cómo se movía Senna por la ciudad. “Mi padre tenía una Peugeot pick-up recién comprada y le pidió a Enrique Ibarra, amigo de la familia, que fuera el chofer de Ayrton, ya que él tenía solo 17 años y no podía manejar. Enrique lo acompañó durante una semana y hasta hoy, a sus más de 80 años, siempre dice: ‘Yo fui chofer de Ayrton Senna’. Además, a Ayrton le decían Nicky, en honor a Nicky Lauda”.
En esa época, el casco de Senna tenía cuatro colores: la parte superior era blanca, con dos franjas amarillas y verdes en el medio, y la parte inferior era de un azul oscuro metalizado. En 1979, para el Mundial de Karting, el artista brasileño Sid Mosca lo rediseñó, convirtiéndolo en uno de los más icónicos de la historia de la F1.
San-Jose-1977-Senna.jpg
Ayrton Senna festeja su victoria en el Sudamericano de San José.
Archivo Puig / Peña
Los cronometrajes iniciaron el viernes 22, con Senna en cuarto lugar. El sábado ganó dos carreras, mientras que el uruguayo Jorge Soler, su gran rival, partió desde la pole en la final del domingo. En la primera vuelta, Senna superó a Soler y mantuvo el liderazgo hasta el final. Soler fue segundo y Walter Travaglini, su gran rival brasileño que usó neumáticos prestados de Ayrton, terminó tercero.
“Cuando llegó a San José, se hablaba de un piloto rápido llamado Da Silva, nadie lo conocía como Senna en ese momento”, dice Soler. “Al no conocerlo, pensé que podría ganarle. ¡Y realmente se podía! Sin embargo, ese fin de semana tuvimos un problema con las gomas en la final y no pude seguir su ritmo. Ayrton siempre se mostró tranquilo y amable, aunque mantenía cierta distancia en el ambiente de carrera. Así fue como nos conocimos en ese Sudamericano. De inmediato se notaba que iba un gran piloto”. Pero la historia continúa.
Senna-1980-Colonia-Uruguay.png
Ayrton Senna durante una de las carreras del Sudamericano 1980 disputado en Colonia.
Historia del Kart Argentino
El uruguayo que le ganó a Ayrton Senna
Jorge Soler, uno de los pilotos más destacados en la historia del karting nacional, es el único uruguayo que logró vencer a Senna en una carrera. Puede parecer insignificante, ya que no hubo muchos que compitieron contra el brasileño, pero es un hecho. Y lo hizo de manera convincente.
Después de su victoria en San José, la carrera de Senna despegó, comenzando a alternar torneos sudamericanos con competiciones en Europa. En 1980, ya combinaba las carreras de karts con la Fórmula Ford 1600 en Inglaterra. “Ese Senna era completamente diferente”, comenta Soler a Galería. Esta vez el Sudamericano se disputó en Colonia del Sacramento y la visita del piloto brasileño no fue tan agradable. “En esa época se corrían tres finales y se podía descartar una. Senna ya había ganado las dos primeras, así que no necesitaba correr la tercera, pero decidió hacerlo. La carrera comenzó al atardecer y la pista se enfrió, lo que hizo que las gomas deslizaran en las primeras vueltas. A diferencia de San José, esta vez Senna partió adelante, pero yo tomé la delantera en la primera vuelta. Sin embargo, al frenar antes de la recta, sentí un fuerte golpe por detrás que me sacó de la pista, mientras él continuó sin problemas. Perdí la carrera”, cuenta Soler.
Senna-Colonia-1980.png
Otra imagen de Ayrton Senna durante el Sudamericano de Colonia, en 1980.
Archivo Gustavo Der Ohanessian
Y con eso, los problemas. “Al terminar la carrera, ocurrió algo muy gracioso. Recuerdo claramente que al llegar a los boxes, donde se pesan los karts, había mucha gente, principalmente uruguayos, que estaban enojados con él. Cuando se bajó del kart, un par de ellos lo rodearon y empezaron a putearlo por haberme pegado de atrás. ¡Le querían pegar! En ese momento, intervine y le dije a la gente: ‘Calma, calma’. Tomé a Ayrton y le aseguré: ‘No te preocupes, esto lo arreglamos después’ ¡Él estaba asustado! Aunque siempre iba al límite”.
La “venganza” para el uruguayo llegó al año siguiente, en Córdoba, Argentina. “No era un campeonato sudamericano, era una carrera internacional. Recuerdo haber pensado al enterarme de que Senna iba a participar: ‘No, no, yo a este flaco le tengo que ganar’, porque me había dejado con la sangre en el ojo. Así que pedí un diseño de la pista, que me enviaron por fax. Al verlo, noté que era muy pequeña, llena de curvas cerradas y casi sin rectas para descansar. En ese momento, decidí modificar el chasis de kart para adaptarlo a esa pista. Además, llevé tres motores que dejé en perfectas condiciones. ¡Iba a la guerra!”, recuerda con gracia. “Hice la pole, largué en punta y gané todas las carreras”. Esa fue la última participación de Senna en kart en Latinoamérica.
Senna-Cordoba-1981-Flavio-47.jpeg
Ayrton Senna y Jorge soler mano a mano en Córdoba, 1981.
En 1984, Senna debuta en la F1. El resto es historia. “Es interesante recordar que, en el karting, no era el ícono que todos conocemos hoy; éramos todos iguales. Lo menciona en el documental (Senna, 2010), que disfrutaba del karting porque éramos amateurs y nos arreglábamos las cosas nosotros mismos. Era un entorno diferente, sin política ni enredos, algo que extrañó al llegar a la Fórmula 1, donde enfrentó conflictos como el de (Alain) Prost y McLaren. Ahora, al mirarlo en retrospectiva, nos damos cuenta de la suerte que tuvimos de competir y compartir una pista con él”, destaca Soler.
Para Camy, “si hubiera sido hoy, con la tecnología y las posibilidades actuales, tendría recuerdos registrados en fotos y videos. Sin embargo, para San José, el sudamericano de 1977 sigue siendo un momento inolvidable. Cada vez que Senna corría y ganaba en la F1, se sentía como un triunfo especial para nuestra ciudad. Fue entonces cuando comenzó a hablarse de aquel joven tímido y delgado que se convertiría en un fenómeno para quienes amamos el automovilismo”.