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Una despedida acompañada: quiénes salen con Joaquín Sabina en el video de ‘Un último vals’

A los 75 años, el músico presentó una canción con sabor a adiós junto con presencias notorias, como la de Jorge Drexler y Joan Manuel Serrat, y ausencias también resonantes

Finalmente, llegó el momento en que el cantautor español Joaquín Sabina dice Hola y adiós. Ese es el nombre de su gira despedida, que en 2025 también incluirá a Uruguay entre sus destinos. Lo hizo por todo lo alto presentando el video de Un último vals, definido por sus responsables como un “guiño canalla al mundo”.

De Sabina, nacido en Úbeda, Jaén, hace 75 años, ya está prácticamente todo dicho. La letra de Un último vals fue escrita por Benjamín Prado y él; la música es de Leiva, su nuevo aparcero. Parece, efectivamente, la despedida de un hombre cuya salud ya no es la mejor (y que él tanto ayudó a deteriorar) y que, si no fuera por lo emotivo del adiós, no estaría, seguramente, entre lo mejor de un repertorio que supo de puntos muy altos, sobre todo en las décadas de 1980, 1990 y (algo de) 2000. Vamos, que más allá de lo canalla, guarro, bohemio, chulesco y excesivo estamos hablando de uno de los pocos cantantes y compositores en la lengua de Cervantes que puede mirar a los ojos a Joan Manuel Serrat y no pasar vergüenza.

Pero lo que impactó del video dirigido por Fernando León de Aranoa (el de Los lunes al sol y El buen patrón) es la enorme cantidad de gente vinculada al músico que aparece quizá para que no esté solo en el adiós (que, como una copa, como una reunión, como una gira, como una promesa, perfectamente puede resultar ser el penúltimo). La idea es muy sencilla: Sabina está en un bar, tomando y fumando (faltaba más), y se acercan a saludarlo todos sus afectos. Algunos son conocidos, otros muy conocidos y muchos completos desconocidos para el público. Es tan grande el reparto que en seguida empezó una suerte de debate sobre quiénes están y quiénes faltan. Galería aquí se los presenta. Eso sí, muchos no lo precisan; otros quizá no lo merezcan.

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Leiva

José Miguel Cornejo, conocido como Leiva, es un músico español nacido en Madrid en 1980 que lideró el grupo Pereza, con el que se vinculó a Sabina, y luego hizo una carrera solista. Con el de Úbeda fue productor y compositor: su principal rol es ponerles música a los versos de Sabina, como en esta ocasión. De alguna forma, se lo ve como el sucesor del mítico Pancho Varona, involuntario protagonista de este video por su ausencia (que se explicará más adelante).

Joan Manuel Serrat

Este catalán quizá precisa menos presentación que Sabina. De alguna forma, y pese a que él es solo tres años mayor, Sabina fue su sucesor, al menos en eso de ser un cantautor español pop de éxito y en eso de escribir canciones de amor de verdadero alto vuelo. Lejos de cualquier rivalidad, son grandes amigos. Se han homenajeado, han grabado y han girado juntos. Son, como el disco y la gira que lleva ese nombre, dos pájaros de un tiro.

Ricardo Darín

El más internacional de los actores argentinos es, además de la barra de amigotes de Sabina, uno de los artistas que él más admira. “Yo creo que tenéis aquí al mejor actor no solo en lengua española, sino también a la altura de Robert De Niro”, lo elogió públicamente cuando fue a Buenos Aires en 2012 a presentar el musical Más de cien mentiras, basado en su repertorio.

José Tomás

Sabina es, según la sensibilidad actual, carne de cancelación de mil formas distintas. Una de ellas es su afición nunca escondida por la tauromaquia. Así puede explicarse la presencia de este torero muy parco y huidizo de la prensa, cuya relación fue alimentada por la admiración en común por Manolete, un diestro al que el cantante homenajeó en De purísima y oro.

Andrés Calamaro

El músico argentino, con buena parte de su trayectoria transitada en España, ha hecho innumerables colaboraciones con Sabina. “Fue el primero en echarme una mano”, reconoció el ex Abuelos de la Nada y ex Los Rodríguez en un texto. Fue con esta banda con la que hicieron una gira conjunta en 1996. Ahí se cimentó una amistad regada con alcohol, tabaco, algunas sustancias de legalidad ausente y versos.

Ariel Rot

Otro músico argentino, guitarrista de Los Rodríguez. Conoció a Sabina ya en la época en que tocaba en Tequila, un grupo de rock español de los años 80. A Joaquín le puso la música en dos canciones, Viridiana y Jugar por jugar, ambas de su disco Yo, mi, me, contigo (1996).

Benjamín Prado

Premiado poeta y novelista español, es coautor de la letra de Un último vals. No es la primera vez que escribe junto con Joaquín, también estuvo detrás de la mayoría de las canciones de Vinagre y rosas (2009) y Lo niego todo (2017). Los críticos, esos que nunca le faltaron a Sabina, ajenos a todo lo emotivo de esta canción de despedida, han notado muchas similitudes, incluso estilísticas, entre Un último vals y Lo niego todo, tema que le dio título al hasta ahora último disco de estudio de Sabina (los tres compositores fueron los mismos). Bueno, es que esos mismos críticos son los que dicen que Sabina siempre canta la misma canción con mínimas variantes, algo por demás injusto.

Luis García Montero

Es el director del estatal Instituto Cervantes desde 2018. Su vínculo data de cuando se conocieron en Granada. Cuando Sabina estuvo sumido en una gran depresión luego del infarto cerebral que sufrió en 2001 y que casi lo manda a la tumba, García Montero le escribió Nube negra, con la idea de animarlo a volver a competir. Esa canción terminó en el disco Alivio de luto, su “regreso” de 2005.

Juan Gabriel Vásquez

Escritor colombiano, autor de El ruido de las cosas al caer. Sabina no tiene dudas: es —para él— el escritor contemporáneo más grande en lengua española.

Antonio García de Diego

Es un músico español de 75 años que ha compuesto para los mayores cantantes españoles, como Sabina. Comenzó a trabajar en sus discos y sus giras desde principios de los años 80, que es más o menos cuando comenzó a hacerse conocido internacionalmente. Durante décadas fue parte de un trío que parecía indisoluble: Sabina, García de Diego y Pancho Varona, quienes compusieron en conjunto un centenar de canciones, muchas de ellas entre las más conocidas del primero (Con la frente marchita, Contigo, Pobre Cristina, Y sin embargo, Donde habita el olvido, La del pirata cojo). Guitarrista y tecladista, en vivo suele cantar Tan joven y tan viejo. Varona, como se verá, ya fue.

Alejo Stivel

Es un argentino que huyó a España cuando comenzó la dictadura en su país, formó el grupo Tequila y luego se hizo solista y productor. Uno de los discos que produjo fue 19 días y 500 noches, el que muchos consideran el mejor de Sabina, de 1999. Ahí incluso aportó a la composición de El caso de la rubia platino y Cerrado por derribo.

Jorge Drexler

La historia es bastante conocida. El cantautor uruguayo dejó su profesión de médico para abrazar definitivamente la de músico siguiendo los consejos de Sabina. En 1995 se radicó en España. Drexler había sido telonero de Sabina en el Teatro de Verano y el español quedó impresionado. Sabina ya era Sabina y siguió siendo Sabina; Drexler se convirtió en Drexler.

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Leiva, Fernando León de Aranoa y Joaquín Sabina

Leiva, Fernando León de Aranoa y Joaquín Sabina

Afo Verde

Es el exitoso CEO de Sony Music Latin-Iberia, el sello en el cual graba Sabina. Ocupa ese cargo desde 2012, año en el que esta discográfica fichó al cantautor. Antes de eso, este argentino fue productor y músico, integrante original de La Zimbabwe.

José María Barbat

Presidente de Sony Music España. Pese a su fama de poeta maldito, Sabina es bastante agradecido con sus jefes.

Jimena Coronado

En la misma gira sudamericana en la que Sabina conoció a Drexler, en 1994, conoció a esta fotógrafa peruana, de la que se quedó enamorado. Se veían esporádicamente (ambos estaban en pareja) hasta que en 1999 comenzaron una relación más oficial. Ella, 20 años más joven que Sabina, ha sido su relación más estable y duradera. Se casaron en 2020. A ella está dedicada la hermosa Rosa de Lima.

Carmela Martínez Oliart

Es la hija mayor de Joaquín Sabina (cuyo nombre completo es Joaquín Ramón Martínez Sabina), fruto de su relación con Isabel Oliart, hija de un exministro del gobierno de la transición, el de Adolfo Suárez, Alberto Oliart (vínculo que llamó la atención, ya que Sabina siempre hizo gala de su izquierdismo). Su primogénita tiene 34 años y se dedica al cine.

Rocío Martínez Oliart

Es su segunda hija, también con Isabel Oliart (con quien nunca se casó). Tiene 32 años. Se sabe muy poco de ella, que es aficionada al yoga y estuvo (¿está?) en un colectivo artístico.

Lena Demartini

Joaquín Sabina tiene una secretaria: ella. Antes que alguien pueda pensar mal (dados los antecedentes del susodicho), es una amiga de Jimena Coronado, peruana como ella, quien los presentó. Bueno, quien quiera pensar mal lo puede seguir haciendo.

Candela Tiffon

Desde 1978 es la esposa de Joan Manuel Serrat. La amistad entre ambos se ha extendido a sus familias.

Chus Visor

Es el seudónimo del editor literario Jesús García Sánchez. Sabina lo ha visto como un referente en el tema. Además de la amistad, compartieron la participación en un homenaje común a Mario Benedetti en 2020.

Jesús Maraña

Periodista, escritor y amigo de Sabina, fue su portavoz luego de que este se cayera del escenario en un concierto en Madrid en 2020 (episodio al que hace alusión en la letra de Un último vals).

Eugenia León

Cantante mexicana de gran trayectoria y mucho éxito en su país. En Sevilla, España, ganó en 1985 el Festival OTI de la Canción. México también es una tierra donde Sabina juega de local. Han cantado a dúo en varias ocasiones.

Bertha Cacho

Integrante de la barra peruana de Joaquín.

Ailén Pérez

Editora y periodista peruana, radicada en España.

Berry Navarro

Es el actual mánager de Joaquín Sabina, como lo es de Joan Manuel Serrat, José Luis Perales y (hasta su muerte) Paco de Lucía. De nombre José Luis, fue guitarrista del Dúo Dinámico. Comenzó trabajando con Serrat a principios de los años 70 y sumó a Sabina con el cambio de siglo. Fue el artífice de la primera gira conjunta entre ambos y también es el artífice del tour de despedida en 2025.

Cristina Crespo

Abogada y colaboradora de Berry Navarro.

Mara Barros

Cantante española nacida en 1980 que desde 2009 integra la banda de Sabina. Su rol suele ser el de voces de apoyo, pero cada tanto da un paso adelante y deja al público con la boca abierta. Ejemplos de eso son Yo quiero ser una chica Almodóvar, durante la última gira, e Y sin embargo te quiero; esta es una zambra mora que en los recitales siempre funge como prólogo a Y sin embargo, con la que se gana todos los aplausos.

Jaime Asúa

Guitarrista de Joaquín Sabina, en los años 80 integró la banda de rock española Alarma, en la que también estuvo Manolo Tena. En vivo ha cantado El caso de la rubia platino.

Laura Gómez Palma

Bajista argentina de la banda de Sabina y de todos los proyectos musicales satélites de él, como la banda Benditos Malditos.

Pedro Barceló

A esta altura es el baterista “histórico” de Sabina. Comenzó a trabajar con él en 1999 y no ha parado. También ha tocado con Serrat y Drexler.

Josemi Sagaste

Saxofonista —y ocasionalmente tecladista— de la banda de Sabina.

Borja Montenegro

Guitarrista, arreglista y productor, ha trabajado con todos los pesos pesados de España. Es una de las últimas incorporaciones de la banda de Sabina.

¿Javier Krahe?

Otra “presencia”, no confirmada, aparece sobre el final. Un sorprendido Sabina ve en la barra del bar a alguien muy parecido a su colega Javier Krahe. Este último, fallecido en 2015 a los 71 años, fue parte importante de los inicios del de Úbeda. Ambos, junto con Alberto Pérez, grabaron el disco La Mandrágora (1981), el que resultó el tercer disco de la carrera de Sabina, bautizado por el bar madrileño en cuyo sótano solían actuar y que incluye uno de sus primeros himnos: Pongamos que hablo de Madrid. A diferencia de este, que alcanzó la masividad, Krahe ha sido considerado un cantautor “de culto”. Si es un actor o una recreación digital, es algo que todavía sigue en el misterio.

La filmación la completan, en el bar y en la barra: Josefa Hernández, María Escobedo, María Elena Elizalde, Óscar de la Fuente, Guillermina Cerquetti, Raquel Delgado, José San Martín, Carmen Blázquez, Mario César Luengo, Jaime Mallot, Juan Antonio Alegre Muñoz.

Tú no estás

La ausencia más notoria, como lo ha sido desde 2022, es la de Pancho Varona. Ya sea él mismo o como parte de la banda Viceversa, desde 1982 su lugar en el mundo era —según sus palabras a El País de Madrid— “dos metros a la izquierda de Joaquín y dos metros atrás”, como bajista, guitarrista o lo que cuadre. También fue coautor de muchas de las canciones más conocidas de Sabina, a veces entre los dos y otras junto con García de Diego. Más de 100 canciones, 15 discos y 3.000 recitales juntos ameritaban para todos los fanes del mundo sabinesco alguna explicación que no se ha dado. El fin de la relación fue a través de un email, algo inesperado e increíblemente frío tratándose de los protagonistas. Se ha hablado de ansias de protagonismo (tardío) de Varona, de su mala relación con algunos músicos de la banda, de que Leiva lo sustituyó, sin que nadie blanqueara realmente qué pasó.

Otra falta que no pasó desapercibida, aunque menos lamentada que la de Varona, fue la de Paco Lucena, por lo importante que fue en la historia. Fue mánager de Sabina entre 1978 y 2000, años de su primer disco, Inventario, y del doble en vivo Nos sobran los motivos, respectivamente. O sea, desde el desconocimiento a la cúspide de su estrellato. Se cree que él fue quien ideó el desembarco de Joaquín en América Latina, un éxito del que muchos desconfiaban debido a su argot muy madrileño. La relación termina, según Lucena contó a El País de Madrid, por teléfono. Hoy Varona está en una muy precaria situación económica y de salud.

Tampoco estuvo el argentino Fito Páez, aunque esta ausencia, más allá de ser una figura importante en la historia sabinesca, sorprendió poco y dolió menos. Joaquín y Fito publicaron un promocionado disco a dúo, Enemigos íntimos, en 1998, donde, pese a que el rosarino aportó los músicos y el impulso, los mejores momentos los puso el español. Fue la única colaboración de Sabina más allá del viejo La Mandrágora y los trabajos con Serrat. No hubo gira promocional porque se llevaron pésimo: la meticulosidad de Fito en el estudio contrastaba con la bohemia con la que Joaquín trabajaba (aparte, eran los años en los que Sabina fue más Sabina). Pese a que se juntaron en colaboraciones puntuales posteriores, dejando oficialmente de lado las desavenencias, quedó claro que, cuanto más lejos, mejor.