Un tercer componente del ajuste es más estructural. La Unión Europea retrocede como productor de carne vacuna y cabe esperar que continúe en esa trayectoria. Así que el mercado europeo también se debe mantener firme en 2025 y al menos el primer semestre de 2026. Excepto que la guerra llegue a la Unión Europea.
En ese contexto China pierde algo de centralidad en su protagonismo, y sigue avanzando con la habilitación de países de América Latina como proveedores. En estos días sumó a Perú, que se agrega a Colombia, Nicaragua y Bolivia. Cae la oferta de Brasil, pero hay otros proveedores, y las importaciones se mantienen relativamente estables. Uruguay coloca menos en China simplemente por que el mercado de Estados Unidos paga mejor.
La caída de las ventas de Estados Unidos genera una oportunidad para la carne de corral. En tanto, dos años de precios firmes por delante permiten pensar en términos más estratégicos que coyunturales.
¿Puede Uruguay aspirar a dar un salto de calidad? Eventualmente sí, porque se agrega posiblemente un factor geopolítico. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, avanzará en un choque comercial con China y con la poca oferta que tiene puede dejar un nicho de alto valor en animales terminados a grano.
Por otra parte, el gobierno de China está haciendo grandes esfuerzos para que el motor de su economía sea cada vez más el consumo interno. Uruguay puede mantenerse atractivo para los importadores de las dos potencias.
¿Qué riesgos persisten? La posibilidad de algún cambio en las relaciones comerciales con Estados Unidos, que impongan más aranceles a la carne exportada por Uruguay. Pero eso es algo que parece poco probable, ya que hay una cuota acordada y los envíos extracuota ya tienen un arancel importante, mayor al 10%, algo que Trump ha prometido. Más protección sería una señal bajista. Pero este no parece un riesgo relevante.
Pero por otro lado, Estados Unidos tiene ya un problema de escasa producción de terneros, que complementa con la provisión de las terneradas del norte de México que son importadas en pie. En Centroamérica hay un problema en desarrollo, porque se ha quebrado el control biológico del gusano causante de las bicheras, y avanza de sur a norte. Ya está en Guatemala, y si llega a México esas ventas de terneros a Estados Unidos podrían frenarse por razones de precaución sanitaria.
Estados Unidos importa anualmente más de 900.000 terneros de México como parte de un flujo comercial que se ubica en 1,2 millones de cabezas normalmente. Si esa oferta se interrumpe como consecuencia de una restricción sanitaria, los precios de Estados Unidos pueden subir bastante más. Eso generaría otro salto en las importaciones de carne, una disminución de las exportaciones y podría llevar a que este ciclo favorable de precios se prolongue aún más de dos años.
Especulaciones aparte, aún con comercio normal, Estados Unidos no tendrá una recuperación clara de la oferta por mucho tiempo. Tal vez si eso sucediera en Brasil en 2026, pero si la economía mundial crece a una velocidad apenas normal, el mercado debe mantenerse firme por un período de dos años, aún con Brasil recuperando saldo exportable.
En el escenario externo no todas son restricciones. Argentina está encendiendo los motores de su ganadería, y Australia seguirá aumentando la oferta en 2025. Pero eso no será suficiente para impedir que la producción mundial de carne baje en 2025, algo muy inusual. Ese efecto ya se siente en este último trimestre, cuando los precios de exportación de Uruguay han alcanzado máximos en más de un año. Más aún se siente en Brasil, que está en una corrida de precios impactante, desde US$ 2,50 a US$ 4 por kilo en pocos meses.
La reducción de la producción de Estados Unidos genera dos efectos complementarios. Por un lado, menos exportaciones, y por lo tanto menos competencia, especialmente para carne producida a grano en Asia. Y por otro, más importaciones de recortes y otros cortes para hamburguesas principalmente.
En 2025 Estados Unidos importará, por primera vez, más de 2 millones de toneladas de carne, por lo que demorará en recomponer su oferta. En caso de que logre hacerlo, cabe plantearse para la ganadería uruguaya un escenario de dos años favorables en el mercado internacional y en el local.
Otro aspecto interesante de este ciclo de restricción de oferta de los dos principales exportadores de carne, Estados Unidos y Brasil, es que coincide con una fase expansiva del rodeo uruguayo, de la mano de lo que probablemente serán las dos pariciones más grandes de la historia.
A diferencia de estos países, el rodeo nacional crecerá en 2025 y 2026, con el agregado de que es muy baja la probabilidad de que la primavera de 2025 sea Niña, lo que prolongaría más los buenos resultados reproductivos.
La temperatura del Pacífico marcaría un mínimo sobre finales de este año para empezar una trayectoria ascendente a lo largo del año próximo, que puede derivar en una situación Niño, o permanecer en la neutralidad. Si se esquiva un verano seco este año –algo probable– el panorama productivamente favorable podría extenderse, con una primavera 2025 que puede volver a ser Niño lluvioso.
De modo que la pregunta evidente es: ¿cómo aprovechar de la mejor manera esa oportunidad que marca una previsibilidad inusual de dos años con buenos precios y buenas condiciones productivas?
En un año volverá a estar como tema la exigencia de la Unión Europea a países libres de deforestación, y se realzará el diferencial de Uruguay en términos de ausencia de tala de bosques nativos y de trazabilidad, que hacen a lo anterior fácilmente demostrable.
Probablemente Uruguay pueda pasar a un grado más de proactividad y avanzar, por ejemplo, en inversiones de más agua y sombra en cada potrero. Ese factor será un determinante cada vez mayor del resultado productivo, y a la vez un diferencial de mercados.
El agua de calidad en bebederos evita que los animales afecten los cursos de agua y que la energía que destinarían a transitar en busca de agua se ahorre se convierta en más ganancia de peso. Tanto el agua de calidad como la sombra tienen que ver, además, con el bienestar animal. Ya sea en sistemas de pastoreo racional o diferido, la generación de agua y sombra es clave.
Si los precios ganaderos son favorables y si el riego se expande, aumentará la oferta y el uso de maíz, cebada y otros suplementos. La lógica de los corrales y de la alimentación de terneros con ración, que complementen al campo natural, debe seguir una expansión.
Con buenos precios y más producción de terneros el impulso será a producir más. Pero en la oferta las restricciones no son solo externas. En Uruguay la sequía y la fuerte extracción de 2021 y 2022 se ha sostenido en 2023 y 2024, con un complemento de exportación en pie que mantiene una escasez estructural.
La excelente preñez del verano pasado generó una fuerte restricción en la oferta de vientres y, por lo tanto, poca oferta de vacas de invernada, con lo que el escenario de precios se blinda por el lado de la oferta escasa de ganado gordo, tanto interna como externa.
La coincidencia de buenos precios y buenas condiciones forrajeras y productivas genera que haya pocas vacas faenadas y muchas vaquillonas llegando a la cría, con una importante expansión de los vientres entorados. La cría seguirá usufructuando de la estabilidad que tiene desde hace mucho tiempo y convirtiéndola en más oferta.
La industria está ávida por conseguir hacienda. Ofrece precios fijos o en un rango favorable a los corrales. Empieza configurarse un panorama en el que el uso de granos pasa a tener más sentido y puede expandirse más a lo largo de la cadena de producción. No solamente en el inicio de la vida de terneros y terneras y en el engorde, sino probablemente en la recría.
Si el mercado empuja y los valores siguen en aumento, al poder comprar cebada forrajera, que tiene una oferta abundante y se consigue a unos US$ 170 por tonelada, la relación de precios carne-grano es favorable para novillos cuyo precio supera los US$ 2 por kilo vivo.
Si este escenario se configura por un período razonablemente importante, cabe esperar que haya cambios tecnológicos trascendentes en los próximos dos años.
El escenario, además, es acompañado por la carne ovina, que siente en el mundo la menor oferta de Australia, pero que además tiene una oferta disminuida en lo local, que está siendo un premio a los que resistieron los malos tiempos de mercados y clima.
Los precios de la carne ovina en el último trimestre de 2024 registran un ascenso más que destacado. ¿Puede esto generar un piso para el stock en caso de persistir un precio de corderos parejo o superior al del novillo?
Parece también consolidarse en una levantada de precios internacionales de lácteos. Es lo que van sugiriendo las referencias de los remates de Global Dairy Trade, que volvieron a marcar ascensos en las ventas de noviembre.
Aunque en carne vacuna y ovina parece estar el escenario más alcista de precios, y favorable en lo productivo, no puede descartarse un envión aún más amplio que incluya a los lácteos.
Es más difícil proyectar una persistencia de precios favorables para el sector lechero, pero en todo caso los tamberos ganan en tranquilidad, dado que al menos cabe descartar una baja de precios en los próximos meses y las condiciones productivas son más favorables. De todos modos, en este caso es más difícil pensar en términos de ciclos que den una perspectiva de mediano plazo.
¿Cuánto podría aumentar la producción? El crecimiento en la producción de carne debería ser un hecho a lo largo de la segunda mitad de esta década, y puede tener una aceleración relevante si la producción de maíz, de la mano del riego, da un salto que complemente al aumento de la oferta de cebada y trigo forrajeros, que ya en este momento están dando una relación insumo-producto para el corral.
Si además empezara a operar en forma relevante un mercado de futuros que dé más previsibilidad al negocio del engorde, el salto en la producción cárnica en esta década puede ser muy importante, desde la cantidad de vientres entorados hasta el volumen de faena.
En dos años se cruzarán eventos inesperados que pueden alterar el escenario más probable. Estamos en un mundo en guerra y con una crisis climática instalada. Pero los fundamentos de oferta y demanda son muy firmes, y en la lotería del clima la gran sequía ya nos ha tocado.
Es igualmente claro que cuando los precios suben, generan el crecimiento en la oferta que los lleva posteriormente a bajar. Las relaciones de precios favorables entre carne y granos se da también en Estados Unidos y Brasil, que en algún momento retomarán un crecimiento fuerte, que volverá a hacer de la carne vacuna un producto más accesible para los consumidores.
Con una población cuyo crecimiento se va desacelerando, especialmente en China, los precios se moverán cíclicamente también hacia abajo en algún momento.
Y también es claro que sequías e inundaciones vendrán con una frecuencia gradualmente creciente. Buena parte de las inversiones deberían combinar resiliencia con mayor productividad.
El camino gradual pero constante de la mejora del campo natural, tal vez con leguminosas persistentes, fosforita y empotreramiento, considerando la constitución botánica. Combinado con un engorde altamente intensivo, que dé terneza y reducción de emisiones de metano. Hay tiempo para pensar caminos tecnológicos que permitan prevenir bajas de precios, y ocuparse de los temas que serán cada vez más preocupantes para los consumidores.
Hay tiempo para prepararse ante la próxima sequía y la próxima baja de precios. Un ciclo de restricciones en la oferta mundial está de nuestro lado. El desarrollo de una plataforma de información que sea un trampolín para el posicionamiento de la carne uruguaya todavía mayor del que se viene construyendo desde la instauración de la trazabilidad puede hacer la diferencia cuando el mercado se ponga más competitivo.
Llevar adelante las transformaciones con un precio más firme de la carne y con pasto en los potreros es siempre más fácil. En la medida que se siga sincerando gradualmente el tipo de cambio y bajando el endeudamiento, se puede pensar en un escenario altamente propicio, bastante duradero, que tiene que ser aprovechado con la mayor prisa.