En el caso de River Plate se trata de empresarios brasileños, según señalaron a Búsqueda fuentes oficiales. Las conversaciones está adelantadas pero a la espera de que a fin de año se realizan las elecciones en el club para ver cómo continuarlas. El contrato de Rampla Juniors, por su parte, es con un grupo estadounidense que fue acercado a Uruguay por el argentino Guillermo Tofoni, un agente oficial FIFA con fluido vínculo con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) que ha organizado varios partidos amistosos para la selección mayor.
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“Ojalá se pueda dar. Hay una posibilidad muy concreta que, de realizarse, yo entiendo que a Rampla le va permitir dar un salto extraordinario, volver a pensar en ser uno de los grandes de Uruguay, pelear por cosas importantes deportivamente y apostar a crecer en su infraestructura. Haría crecer el estadio, a nivel juvenil, el club quedaría saneado… Esa es en definitiva la propuesta”, dijo Alonso entrevistado el 19 de noviembre en Radio Sport 890.
¿Cuáles son las sociedades anónimas deportivas del fútbol uruguayo?
La Ley 17.292 de 2001 introdujo las SAD en el sistema jurídico uruguayo para ofrecer una alternativa a las asociaciones civiles sin fines de lucro. Muchas asociaciones civiles optan por este modelo, ya que durante un período determinado de tiempo —en general, entre 10 y 20 años— ceden la gestión del fútbol, limpian deudas y reciben capital externo con el cual intentan mejorar sus resultados deportivos. Para los inversores supone beneficios fiscales y la adquisición de futbolistas jóvenes, activos cuya totalidad o porcentaje mayor pasa a ser de su propiedad.
En Uruguay hay 15 clubes en Primera División, 15 en Segunda y 26 en Tercera, una categoría amateur cuyos equipos pasan a profesionalizarse cuando ascienden. De las 56 instituciones, 31 son sociedades anónimas deportivas. Si se toma en cuenta la temporada actual —sin contabilizar los ascensos y los descensos que ocurrieron en las últimas fechas de las distintas divisiones—, la clasificación es la siguiente: Boston River, Deportivo Maldonado, Miramar Misiones y Racing (Primera División); Albion, Cerrito, Colón, Cooper, Juventud de Las Piedras, La Luz, Montevideo City Torque, Oriental, Plaza Colonia, Rentistas y Sud América (Segunda División); y Artigas, Bella Italia, Central Español, Deportivo Colonia, Deportivo Italiano, Durazno, Frontera Rivera, Huracán, Mar de Fondo, Parque del Plata, Paysandú, Rocha, Salto, Salus y Terremoto (Tercera División).
En cuanto a las asociaciones civiles, el listado es el que sigue: Cerro, Cerro Largo, Danubio, Defensor Sporting, Fénix, Liverpool, Montevideo Wanderers, Nacional, Peñarol, Progreso, Rampla Juniors y River Plate (Primera División); Atenas, Tacuarembó y Uruguay Montevideo (Segunda División); y Alto Perú, Basáñez, Bella Vista, Canadian, Huracán Buceo, Lito, Los Halcones, Platense, Potencia, Villa Española y Villa Teresa (Tercera División).
De las 25 asociaciones civiles que permanecen en el fútbol uruguayo, directivos y socios de algunas de ellas ya se han manifestado a favor de permitir el ingreso de inversores extranjeros y modificar su modelo de administración. Además de Rampla Juniors y River Plate, Montevideo Wanderers conversó en el pasado con grupos interesados en manejar el club. El año pasado tanto Montevideo Wanderers como River Plate mantuvieron contactos con Red&Gold Football, una empresa formada por el FC Bayern München de Alemania y Los Angeles Football Club de Estados Unidos que finalmente optó por un contrato por el cual se convirtió en socio mayoritario de Racing. Atenas de San Carlos, por su parte, intenta desde hace meses concluir un acuerdo con el Middlesbrough FC de Inglaterra.
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Plaza Colonia, una de las SAD más reconocidas, volverá el año que viene a Primera División
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El crecimiento de las SAD en Uruguay está impulsado desde 2019 por la AUF, que con Ignacio Alonso como presidente promociona en el exterior la calidad de los futbolistas uruguayos y el diseño a futuro de una liga boutique con pocos equipos pero solventes económicamente y un esquema de derechos de televisación en el cual la AUF tenga mayor autonomía. “Nuestra federación está comprometida a mejorar significativamente la venta de derechos comerciales y televisivos mediante las mejores tecnologías, así como a buscar inversores y formar alianzas para la gestión de los equipos de nuestra liga”, escribió Alonso en julio en una carta enviada a John Textor.
Empresario tecnológico, Textor se inició hace algunos años en la compra de equipos de fútbol. Hoy tiene participación en cinco instituciones entre América y Europa, entre ellas, el Botafogo, líder de la Primera División de Brasil y finalista de la Copa Libertadores. Al menos tres clubes de Primera División consultaron a Alonso por la posibilidad de que Textor esté interesado en incorporarlos a su cartera.
Las SAD, un modelo controversial en Argentina
El auge de las sociedades anónimas deportivas en Uruguay puede verse eventualmente disminuido si en Argentina prospera una nueva norma elaborada por el gobierno. En agosto, el presidente Javier Milei reglamentó el decreto 730/2024, que establece que “no se podrá impedir, dificultar, privar o menoscabar cualquier derecho a una organización deportiva debido a su forma jurídica, ya sea una asociación civil o una sociedad anónima, siempre y cuando esté reconocida por la ley”.
Hasta ahora el modelo SAD está prohibido en Argentina y la propia Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuestiona la entrada de grupos inversores al entender que no cumplen con ninguna labor social, suelen quedar exentos de responsabilidades si deciden cortar el vínculo con la institución y pueden dejar a los clubes en una delicada situación económica y deportiva. La AFA presentó un amparo donde argumenta que su estatuto prohíbe la afiliación de las sociedades anónimas deportivas. Un juez bloqueó momentáneamente el decreto del gobierno y el caso es evaluado por la Corte Suprema para una decisión final.
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Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes de La Plata
Estudiantes de La Plata
La entrada de las SAD a Argentina abriría a inversores y empresas una gigantesca industria futbolística, con más cantidad y calidad de clubes y futbolistas que Uruguay. Mientras la Justicia decide, algunas instituciones avanzan en caminos paralelos. En octubre, River Plate de Argentina accedió al mercado de oferta pública mediante la instrumentación de un fideicomiso financiero con el que obtuvo cerca de US$ 20 millones. “La iniciativa totalmente innovadora para la industria del fútbol se alcanzó con una destacada calificación de A+. River Plate ha utilizado este mecanismo para recaudar dinero y llevar adelante un ambicioso plan de inversiones que incluye la construcción de nuevas instalaciones, la remodelación del estadio y la mejora de diversos sectores del club”, señaló el club en un comunicado de prensa.
En esa línea también está Estudiantes de La Plata. A mitad de año Tofoni —antes de venir a Uruguay para dialogar con distintos dirigentes— cerró de palabra un compromiso con el club para viabilizar la entrada de Foster Gillett, el empresario estadounidense a quien representa. A inicios de mes ambas partes firmaron un preacuerdo por el cual Estudiantes de La Plata recibirá de Gillett una inversión de alrededor de US$ 150 millones para distintos rubros: incorporación de jugadores al plantel principal, desarrollo de las divisiones inferiores, infraestructura y fortalecimiento de otras disciplinas deportivas. El contrato no cambia el estatuto del club ni compromete patrimonios como el estadio, el colegio y el country de entrenamiento y concentración. Debe ser aprobado en asamblea extraordinaria.
En agosto, entrevistado por La Nación, Gillett explicó su interés en este tipo de emprendimientos: “El mundo tiene acceso a jugadores argentinos demasiado jóvenes a un precio demasiado bajo. El hecho de que los europeos compren a un joven argentino y luego lo vendan por dos o tres veces el dinero que el club argentino obtuvo es una calamidad para el club en múltiples frentes. El objetivo es crear un escenario en el que los jugadores estelares tengan un ambiente donde puedan permanecer más tiempo”.
Gillett, de 49 años, es parte de una familia multimillonaria con históricos lazos en la industria del deporte. Su padre, George, realizó negocios en diversos rubros relacionados con el esquí, el automovilismo, el hockey sobre hielo y también el fútbol; el caso más conocido fue la adquisición del Liverpool de Inglaterra, realizada en febrero de 2007 junto con su socio Tom Hicks. La experiencia duró hasta octubre de 2010 y durante ese lapso Gillett hijo ocupó distintos roles ejecutivos dentro de la institución. El recuerdo de él, su padre y Hicks es bastante sombrío: hubo críticas por endeudamiento, escasa inversión, promesas incumplidas en la renovación del estadio, falta de interés en la opinión de los hinchas y desconocimiento absoluto de la historia y la cultura del club.
Son el tipo de cuestionamientos que muchos hinchas, socios y dirigentes del fútbol uruguayo y argentino esgrimen hacia las SAD. Sus defensores, del otro lado, aseguran que las malas administraciones son excepcionales y que en un fútbol dominado por fondos de inversión —tanto en América como en Europa— la llegada directa de capitales privados y nuevos esquemas de administración es la única salida para competir deportivamente.