En el ejercicio entre el 1o de abril de 2020 y el 30 de marzo de 2021 el grupo Buquebus transportó a 42.000 pasajeros, frente a 1.804.000 que habían viajado en sus barcos en los mismos meses comprendidos por el balance anterior (caída de 98%). Abril y junio de 2020 fueron particularmente flojos, con un promedio de 540 viajeros.
Los “ingresos de actividades ordinarias” se hundieron: en el balance cerrado a fin de marzo de 2021 fueron por unos US$ 14,4 millones, cuando en el anterior habían sido casi 10 veces mayores (US$ 137 millones), calculó Búsqueda utilizando el tipo de cambio promedio de cada ejercicio. La afectación a raíz del cierre de fronteras no fue solo en los pasajes, sino que también produjo una merma en la facturación de paquetes turísticos y “otras ventas”, como pueden ser las que se hacen en los free shops de los buques.
Y aunque los gastos globales de la empresa bajaron —pese a que se incorporaron algunos nuevos, como los hisopados—, el resultado al 30 de marzo de 2021 fue una pérdida de US$ 8,4 millones, depurada de depreciaciones de propiedades, planta y equipo, resultados financieros y otros no operativos. Ese número rojo se compara con la ganancia de unos US$ 11,4 millones en el ejercicio anual previo.
Las notas al estado contable detallan algunas acciones adoptadas por la compañía de López Mena en busca de mantenerse a flote. Para “proteger la liquidez” y “mantener la continuidad del negocio en el contexto de incertidumbre que ha estado atravesando” recortó gastos enviando al “seguro de paro” a la “gran mayoría del personal” en Uruguay desde abril de 2020, mientras que en Argentina rebajó salarios, aprovechando un mecanismo de subvención otorgado por el gobierno de Alberto Fernández. También frenó el plan de inversiones que tenía en curso, renegoció plazos de pagos con proveedores y reestructuró vencimientos y cuotas de las deudas bancarias (en el caso de Santander Uruguay, el acreedor financiero más grande, más de una vez). Además, debió recurrir a “desembolsos del accionista por US$ 1,23 millones para dar soporte financiero al grupo”.
Una vez que el Covid-19 estuvo más controlado, el gobierno de Luis Lacalle Pou decidió reabrir las fronteras en dos etapas. Desde el 1o de setiembre de 2021 pudieron entrar los extranjeros con propiedades en Uruguay, inmunizados y con una prueba de PCR negativa. Dos meses después, a partir del 1o de noviembre, se habilitó el ingreso de cualquier visitante del exterior con un testeo negativo de coronavirus.
En las notas al balance se agrega que entre abril y noviembre de 2021 —un período posterior al cierre de ese ejercicio— la cantidad de pasajeros transportados subió a 105.000, una cifra que si bien fue de 89.000 personas más que la de iguales meses del 2020, estuvo abajo en 1.055.000 frente a abril-noviembre de 2019 (previo a la pandemia). Alude a esos números y a proyecciones para los meses siguientes como un escenario de recuperación “incipiente” de los viajes y, por tanto, de los ingresos de la empresa. A partir de esos y otros supuestos, los estados financieros fueron preparados sobre la premisa de que el grupo “continuará como negocio en marcha, por lo que no contienen todos los ajustes y reclasificaciones que pudieran requerirse en caso de no poder hacer frente a sus obligaciones”, aclara.
Desde 2022, ya sin restricciones sanitarias, el flujo de viajes de uruguayos repuntó. Las ganancias en ese ejercicio fueron por el equivalente a US$ 48,1 millones, muy superiores a las del año previo a la pandemia.
Y con un cotización del dólar blue que hacía muy barato ir a Argentina incluso por el fin de semana, el turismo fue récord en 2023 (3.883.667 viajes por todas las vías). Buquebus tuvo ingresos por actividades ordinarias por unos US$ 210 millones, prácticamente la mitad de ese monto se explica por la venta de pasajes y bodegas realizadas en Argentina y un 29% en Uruguay. En el ejercicio anual cerrado en marzo de ese año la empresa arrojó una ganancia de US$ 44,7 millones, afectada en parte por mayores gastos de distribución y ventas —aunque cayó a cero el costo de los hisopados— y también de administración, en comparación con el balance anterior.
Los Cipreses es la empresa madre del grupo empresarial de López Mena, a la que están vinculadas las subsidiarias Belt (concesionaria del uso de la Dársena Norte del puerto porteño), Prorebi (propietaria de los talleres y el garaje de ómnibus de Los Cipreses y Belt, entre otros inmuebles), Holley (elaboración y suministro de alimentos y bebidas) y la sociedad argentina Ríos Vista (construcción y desarrollo de proyectos inmobiliarios), entre varias otras.
En una nota a su último balance anual se hace una acotación como “responsabilidad social empresaria”, que alude a planes en marcha y futuros. Menciona, entre otras cosas, la incorporación a su flota de un “buque ecológico” —con apalancamiento financiero de un organismo internacional—; el “cuidadoso mantenimiento de sus buses”; la donación de policlínicas móviles a varias intendencias departamentales; el “traslado gratuito de grupos escolares humildes argentinos y uruguayos”; el “apoyo a la tercera edad y a personas enfermas mediante bonificaciones o libre cargo en los pasajes o colaboraciones específicas”; y las “donaciones a organizaciones no gubernamentales y otros compromisos humanitarios de características similares”.
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Juan Carlos López Mena en su casa ubicada en la zona de Punta Ballena
Revista Galería
Según López Mena, el mejor escenario para el negocio de Buquebus es el de estabilidad en las economías rioplatenses. “Para nosotros es mejor que la situación (en Argentina) esté normal y vayan uruguayos a pasear, pero que vengan argentinos también”, dijo entrevistado en la edición de octubre de 2023 de Forbes Uruguay.
Allí aseguró que el mejor de los últimos 10 años que tuvo Los Cipreses fue “con (Mauricio) Macri en 2018. Fue récord histórico. Iban muchos uruguayos y nunca vinieron tantos argentinos”. Sin embargo, el balance del ejercicio anual cerrado en marzo de 2019 —que abarca la mayor parte de 2018— registró una ganancia de US$ 1,1 millones.
El empresario se negó a responder cuánto vale Buquebus y contó una anécdota que dice mucho sobre su proximidad con la alta política. “Hace poco me encontré con (el expresidente) Luis Alberto Lacalle, que viajaba a Buenos Aires. Veía a la gente que subía y me dice: ‘Che, ¿cuál es tu break even (el punto de equilibrio que iguala los ingresos y los gastos y marca el umbral de rentabilidad de una compañía)?’. Si querés saberlo, ponete una empresa. La facturación y esas cosas están en los balances. Y la nuestra es una empresa recontrolada por el Estado”, sostuvo.
Unos años atrás el empresario quiso abrir parte del capital accionario de Buquebus en la bolsa de valores. Sin embargo, la idea naufragó, según dijo en esa entrevista, porque lo “sacaron corriendo los jubilados, que los maneja el Banco República. Quería venderles un porcentaje minoritario (del paquete) a los fondos de pensión (las AFAP) y todos los años reunir en una cancha de fútbol a 100.000 jubilados y pagarles los dividendos. Me dijeron que eso sería demagogia. Le tienen miedo al empresario”. “Los burócratas prefieren manejar el dinero de los jubilados y prestarlo a quienes quiebran. A unos les dieron US$ 40 millones y a la semana quebraron. ¿Qué tenían de garantía? Pescado en la heladera”, agregó, aludiendo al sonado cierre de la industria pesquera Fripur.
Colonia Express
Lumary S.A. surgió en 2007 para competirle el mercado a López Mena. Su dueño y ejecutivo principal es otro argentino, Sebastián Planas. Más chica que Buquebus, la empresa posee cuatro catamaranes de alta velocidad propios y tres ómnibus adquiridos mediante leasing, según las notas al balance. A fin de 2023 continuaba con el “alistamiento del nuevo buque Montevideo Express” —con capacidad para 600 pasajeros y 80 vehículos—, adaptándolo para operar con gas natural licuado, así como del buque Colonia Express II, con el cual “se incrementará a mediano plazo aún más la capacidad de transporte de la sociedad”.
Sus ejercicios anuales son el 30 de noviembre. El impacto del cierre de las fronteras por el Covid se vio sobre todo en el balance del 2020, con ingresos por actividades ordinarias por poco más de US$ 10 millones, frente a los US$ 25,2 millones del ejercicio previo. Con gastos que también disminuyeron, el resultado fue, sin embargo, una ganancia pero de US$ 680.000, la menor al menos desde 2014, según los estados contables analizados por Búsqueda.
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Uno de los buques de Colonia Express, haciendo el cruce del Río de la Plata
Pablo Vignali / adhocFOTOS
Los números de Colonia Express mejoraron un poco en el ejercicio siguiente —entre el 1o de diciembre de 2021 y el 30 de noviembre de 2022—, si bien los ingresos fueron menores que antes de la aparición del Covid. La ganancia aumentó a unos US$ 3,3 millones.
“Veníamos con un plan que, por supuesto, se suspendió con la pandemia, y cuando se retomó volvimos muy cautos. Ahora te diría que estamos a full y con la misma estrategia de origen. Claro que hay que entender que para el turismo el Covid fue terrible, todos lo queremos eliminar del subconsciente colectivo. Hubo que negociar mucho con los gobiernos el tema de los protocolos, algunos se justificaban y otros no”, declaró Planas en una entrevista con El País publicada pocos días antes de cerrarse ese balance del 2022.
Agregó además que el volumen de venta de pasajes del lado argentino y el uruguayo estaba equiparado. “Hay dos efectos que se dieron en el último tiempo: mucho turismo internacional que viene a Buenos Aires opta por ir un día a Colonia. El segundo es el turismo ‘cortito’ que están haciendo los que tienen casas en Uruguay; al no poder ir a otro lado por el precio de los aéreos y como ya tienen costeada la habitación, viajan a la costa atlántica uruguaya. Del lado uruguayo hay un boom del turismo en general. Y si le sumamos el tema precio, está muy competitivo ir a Buenos Aires”, señaló el empresario, refiriéndose a la brecha entre el dólar blue —negociado en el mercado informal— y el tipo de cambio oficial.
En el ejercicio finalizado el 30 de noviembre de 2023 Lumary obtuvo una ganancia récord, de US$ 9,8 millones. Computó como resultado diverso la venta del buque Buenos Aires Express. La venta de pasajes y otros ingresos ordinarios rondaron los US$ 50 millones, más del doble que antes del problema del Covid y de que sus barcos se llenaran de viajeros con termos bajo el brazo para ir de compras a Argentina.
En la revista Forbes, López Mena dijo que le gusta la competencia, aunque reconoció: “Es verdad que somos un monopolio, pero un monopolio de seguridad. Cuando se hacen nuestros barcos, el astillero hace los planos y va a la empresa número uno del mundo en seguridad en Noruega. Todo eso cuesta millones de dólares, pero viajo y llevo tres generaciones: el abuelo, el hijo y los nietos. Es un tema de principios y responsabilidad”.