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    El gobierno de Yamandú Orsi no hará “cosas que fracturen” al Mercosur y dará relevancia a su estrategia sobre el “sur global”

    La nueva administración evitará que “razones ideológicas” afecten su política exterior, lo que incluirá revitalizar la relación con Rusia y ver cómo resolver urgencias con Venezuela, dice el canciller designado, Mario Lubetkin

    La Cancillería encarna la etapa final de la transición de gobierno. Mario Lubetkin, el ministro de Relaciones Exteriores designado, tiene una oficina en el Palacio Santos, sobre 18 de Julio. Seis pisos más arriba, sobre la calle Colonia, el actual secretario de Estado, Omar Paganini, despacha los últimos asuntos de su gestión.

    Una transición amigable en Cancillería no equivale a continuidad en las políticas. La postura respecto del Mercosur tendrá un viraje una vez que, el 1° de marzo, Yamandú Orsi asuma la presidencia de la República.

    La estrategia de Luis Lacalle Pou de buscar que Uruguay negocie acuerdos con terceros sin aval de los socios del bloque será discontinuada. Lubetkin sostuvo que esa política no tuvo ningún resultado. Y agregó que el nuevo gobierno no hará “cosas que fracturen” el Mercosur. En esa lista podría estar también el eventual ingreso al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11 o CPTPP, por su sigla en inglés).

    Dos continuidades aseguradas entre las administraciones serán el intento de concretar el acuerdo Unión Europea-Mercosur y la adhesión de Uruguay al Banco de Desarrollo del Brics.

    El canciller sostuvo que el próximo gobierno dará prioridad a la integración con el “sur global”, cuyos integrantes están en crecimiento. Además, aseguró que no antepondrán la ideología a política exterior y que eso implicará, de hecho, el deshielo de las relaciones con Rusia y ver cómo resolver problemas con Venezuela.

    A continuación, un resumen de la entrevista que el futuro canciller mantuvo con Búsqueda.

    —Si tuviera que delinear cuáles son los objetivos de la política exterior del gobierno que empieza el 1o de marzo, ¿cuáles serían?

    —El primero, para mí, más importante, es que la política exterior trabaje para ayudar al desarrollo económico del país, aumentar la fuente de trabajo, cumplir puntos que el presidente electo se comprometió ante la ciudadanía. Y es un tema conceptual. No se puede seguir en el hecho de que la política exterior sea cosa que va para afuera y que el mundo uruguayo se queda para adentro.

    —Usted ha dicho que su gestión debe mostrar resultados prácticos.

    —Una cosa es la esencia, otra cosa es cómo lo vamos a hacer. En la esencia, primero tengo que pensar a este país y cómo la política internacional y las acciones sirven para este país. Está claro que líneas de préstamos, conseguir mejores niveles en el ámbito de la innovación, del desarrollo tecnológico, mejorar escenarios ambientales, en fin, el arco es muy amplio en la cooperación internacional, pero en general los acuerdos y las facilidades que tengamos internacionalmente pueden ayudar al crecimiento del país.

    —¿Una de sus prioridades será concretar el acuerdo Unión Europea-Mercosur?

    —Sí, eso es muy concreto y desafiante. Si tú hacés una suma de poblaciones entre el Mercosur y solamente Europa comunitaria, estamos hablando de 1.000 millones de personas. El acuerdo no es simplemente una mejora en el ámbito comercial. Es una mejora en el ámbito laboral, pero además como hay componentes ambientales, deberemos mejorar también el escenario ambiental. Pero claro, todo eso no lo vamos a hacer sin escenarios de seguridad para el ciudadano, para que pueda operar y los ciudadanos que vienen. O sea, todo va concatenado.

    —¿Qué otras cosas tiene en el check-list?

    —Estamos terminando de recibir información por parte de las actuales autoridades. Tenemos que escuchar con mucha atención las diferentes bilaterales que vamos a tener, porque estamos hablando de una asunción en la cual va a haber 15 jefes de Estado y 120 o más delegaciones y muchísimos organismos internacionales. Vienen con sus ideas, con sus propuestas, con su sugerencia, con los nuevos planes y además vienen en esta fase histórica determinada. Lo digo porque lo que puede haber venido de países, que fueron muchos menos, por supuesto, hace cinco años, no tiene que ver con este mundo ahora, que inclusive tiene poco que ver con el mundo hace tres meses. Ya no estamos hablando de cinco años, desde tres meses. Entonces, será la suma de la información que hemos recibido, las medidas que ha propuesto el presidente Orsi, lo que será el fruto de las bilaterales y otros temas que tenemos dentro de nuestras ideas, lo que armará un plan de acción, de iniciativas tangible que tendremos que ir cumpliendo año a año.

    Naturalmente, será una política exterior muy dinámica, en un escenario muy cambiante, entre otras cosas por las medidas que está anunciando un partner muy importante para nosotros como son los EE.UU. Va a haber mucho movimiento en el próximo período y tenemos que tener la capacidad de interactuar muy bien con eso en beneficio del país. Eso es parte de la ecuación que tenemos que ir definiendo.

    —¿Pero eso implica que el plan todavía está en elaboración?

    —Dejame terminar el concepto. Estamos hablando solo del Mercosur y ahí voy a la Unión Europea también. Es interesante que nosotros tengamos más claro, y eso no depende solamente de nuestra voluntad, cómo jugar mejor hacia América Latina y el Caribe. La Celac es el único punto de encuentro de los 33 países. Una región muy complicada, porque no hay nada de lo que estoy diciendo que sea sencillo, muy complicado, pero por complicado no es malo.

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    —En su discurso inicial con su equipo, como informó Búsqueda, usted trazó una estrategia casi de círculos concéntricos.

    —Si salimos de las fronteras de América Latina y el Caribe, naturalmente nosotros tenemos que tener otro tipo de relación con el sur emergente. Nuestro sur, el sur emergente, léase de China a Turquía, de Arabia Saudita a Brasil, léase de México a Bangladesh, léase de Sudáfrica a Etiopía, léase Indonesia, Malasia. Ese es el sur que está en un proceso de definición y transformación. Podemos hacer números matemáticos y decir: wow, China, India e Indonesia son la mitad de la población del mundo. Significa un aumento de la clase media, que significa niveles de consumo muy altos, en crecimiento permanente. ¿Dónde estamos nosotros en la zona? ¿Con qué diseño estamos yendo? ¿Con qué proyección estamos?

    Tenemos que articular y ayudar en donde podemos, en el escenario global, en el marco del G20, al que en la última reunión fuimos invitados, aunque después el presidente no fue, pero fuimos invitados. Estamos dialogando con las autoridades sudafricanas, que van a presidir el G20, señalando nuestro interés de seguir este proceso, sobre todo por algunos acuerdos que hizo el grupo, por ejemplo, sobre alianza contra la pobreza, contra el hambre.

    —El gobierno saliente ha tenido una estrategia con respecto a Mercosur de buscar que Uruguay se descalce de sus socios, por ejemplo, en las negociaciones exteriores. ¿El gobierno que llega va a continuar esa política?

    —¿Primero, cuál es la política? ¿Cuál es el resultado de la política? Necesitamos un Mercosur fuerte, lo más fuerte posible. Un Mercosur fuerte es el enlazado con el mundo, no solamente enlazado con el propio Mercosur, que es indispensable para nosotros, como creo que es indispensable para los cuatro socios. Salir de esta zona no es, por cierto, para nada sencillo. El objetivo es hacer un Mercosur más abierto en la medida de lo posible, pero sin fracturarlo.

    —El actual gobierno uruguayo planteaba que el país tenía derecho a negociar de manera separada, ¿esa argumentación va a ser discontinuada?

    —Vamos a empujar a partir del Mercosur. Además, analicemos estos cinco años: un gobierno puede decir lo que quiera, pero hay que medir los resultados. Los resultados no estuvieron. Entonces, por más que nos estemos planteando lo más abiertos posible y llegar a la mayor cantidad de acuerdos, no podemos hacerlo destrozando lo que ya tenemos. Y eso no implica estar inmovilizados. Ya hay algunas carreteras abiertas: la Unión Europea y el acuerdo con México, con otra serie de países. De lo que se trata es de seguir abriendo sin que se genere un tensionamiento interno que bloquee el sistema. Ahí no gana nadie.

    —¿Y cómo entra en esa ecuación el esfuerzo del actual gobierno para que Uruguay ingrese al CPTPP?

    —Todos los informes que leí hasta ahora tienen que ser estudiados. Al momento no me permiten entender qué es lo que va a pasar. Nadie nos presentó un estudio que determine que es un horizonte para el mañana. Estamos hablando de los próximos años.

    —Pero como está claro el objetivo de concretar el acuerdo con la Unión Europea, podría estar claro también querer concretar el ingreso al CPTPP.

    —No lo tenemos claro si es posible. Que se diga que estamos cerquita no significa que los informes indican que estamos cerca y que tampoco significa que el Mercosur no es obstáculo para ingresar. Ahí se activa otro mecanismo que te dije: no vamos a hacer cosas que fracturen el Mercosur porque ahí perdemos nosotros y pierden los cuatro.

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    Canciller designado Mario Lubetkin

    Canciller designado Mario Lubetkin

    —Antes del viaje de Orsi a Brasilia tras ganar las elecciones, uno de sus asesores dijo que el motivo de la visita a Lula da Silva era que “Brasil es nuestra China”. ¿Qué implica?

    —Nunca vas a sentir de mi lado afirmaciones esquemáticas. Brasil es un país muy importante para nosotros. Brasil es uno de nuestros grandes, grandes socios, con los cuales yo creo que tenemos una reflexión sinergética muy fuerte. Con Brasil reflexionamos sobre Celac y reflexionamos y actuaremos también sobre el sur global.

    Hemos recibido un informe, bien concreto y muy auspicioso, en relación con el Banco del Brics, que no es el ingreso del Brics. Se está en la fase en la cual si es aprobado por el Senado y la Cámara de Diputados y con las contribuciones nuestras que son pequeñas, entramos a una zona muy importante desde el punto de vista económico-financiero. Representa el sur global, el sur que está saliendo a jugar en las grandes ligas.

    —No solo el sur, está Rusia, por ejemplo.

    —Claro, el sur global +. Indonesia, Bangladesh acaban de entrar. Está mucho más del 50% de la humanidad, mucho más del 50% de los consumidores.

    —Con Lula en Brasil y con Javier Millei en Argentina, ¿hay claramente una cercanía con Brasilia?

    —Queremos tener la cercanía cada día más fuerte con Brasil, la vamos a tener, pero queremos tener la mejor cercanía posible con Argentina.

    —Sus palabras son bastante elocuentes en cuanto a la cercanía evidente con Brasil.

    —Me corrijo. La mejor relación posible con Brasil, la mejor relación posible con Argentina, después ahí empieza la categoría, el resultado concreto.

    —En la entrevista con En Perspectiva, el lunes le preguntaron por la diplomacia presidencial y por el trabajo que puede llevar adelante Álvaro Padrón y usted respondió que trabajará desde Cancillería. ¿Como asesor en el Palacio Santos o va a ser embajador?

    —En la entrevista dije que no creo en esa definición de diplomacia presidencial, lo que existe es la política del presidente. Orsi va a dirigir la política internacional, como antes lo hicieron los otros presidentes. Nosotros seremos, como ministros, ejecutores y desarrollaremos los lineamientos del presidente. Por eso digo que como no puede haber otra estructura más allá de la que hay, estoy convencido de que una figura tan importante como la de Álvaro Padrón trabajará en el ámbito de quienes van a actuar en todo el tema de la política internacional, que es la Cancillería.

    —¿Y eso quiere decir que va a trabajar efectivamente con un cargo en la Cancillería?

    —Dependerá de Álvaro y dependerá de nuestras estrategias, cuál va a ser la posición que pueda tener trabajando en política internacional.

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    —La Cancillería tiene la posibilidad de nombrar hasta 20 embajadores políticos. ¿Va a usar todo el cupo?

    —Espero cubrir un cupo menor. Estamos trabajando no con uno u otro nombramiento de embajadas, sino sobre un paquete de embajadores, que los diremos todos juntos, porque es importante que se entienda qué es lo que queremos en esta primera fase.

    Naturalmente habrá embajadores de confianza, los llamados embajadores políticos, pero estamos trabajando para encontrar un mecanismo para tener lo mejor que hay entre los funcionarios de política exterior combinado con los embajadores políticos. Y si es posible, al final del camino, reducir el número de 20 o 19, 18.

    —Mencionó la importancia de sur-sur, de China. La administración de Trump parece ser mucho más directa en su mensaje en cuanto a que no quiere que China avance en la región. ¿Cómo planean navegar esa nueva realidad?

    —El gobierno de Estados Unidos confirmó el lunes su delegación en la asunción. La reunión con ellos va a ser nuestro primer encuentro formal con las nuevas autoridades. Primero hay que escuchar para entender, monitorear. Espero que el presidente Orsi en un período no muy distante pueda visitar Washington, pueda visitar Beijing, pueda visitar Bruselas.

    —¿Cómo piensa que Uruguay va a navegar este nuevo panorama internacional, con Estados Unidos con un nuevo enfoque?

    —Todavía no los escuchamos, solo información de agencias.

    —No son solo informaciones, son sus discursos. El nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, su futura contraparte, publicó una columna en el Wall Street Journal en la que cuestionó el avance de China en la región.

    —Es una frase genérica. Veremos qué es lo que significa. Veremos cuál es el nivel de desarrollo que podemos tener con Estados Unidos, que queremos que sea el mejor. Nosotros tenemos que escuchar, discutir directamente con ellos y no sobre la hipótesis de la interpretación de un concepto general. Está claro que tenemos que tener una capacidad de monitoreo y de análisis superior a la que tenemos ahora.

    —¿Están pensando en algo específico?

    —Venimos hablando con el ministro Oddone para lanzarlo la segunda quincena de enero. Hay estructuras que existían y que estuvieron dormidas durante estos años, que tiene que ver con los niveles de análisis y de acción común de algunos ministerios. Hay una comisión de comercio exterior, ahora te digo que prácticamente no estuvo en funcionamiento y que está el mismo Ministerio de Economía, Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Agricultura, Ministerio de Industria y Ministerio de Turismo. Esas son las cosas que tenemos que revitalizar, poniendo a los técnicos de todos los ministerios a que sigan discursos, medidas, mensajes para ir madurando las diferentes alternativas y escenarios que se pueden dar. Los escenarios son muy cambiantes.

    —En cuanto a ese mundo cambiante al que hace referencia, esta semana en Naciones Unidas se dio la particularidad de que la Unión Europea y Estados Unidos votaron divididos en una resolución sobre la invasión rusa a Ucrania. El gobierno de Lacalle Pou siempre votó a favor de las resoluciones patrocinadas por Ucrania o sus aliados. ¿El gobierno de Orsi mantendrá esa línea?

    —Primero, nosotros nos basamos en principios, que son los principios de soberanía, defensa territorial, etcétera. No consideramos que las guerras son el mejor camino para resolver problemas que hay que resolver en mesas diplomáticas o políticas. Sabés que en este período también hay un proceso muy cambiante en esa zona. ¿Tú puedes afirmar que dentro de un mes el cuadro va a ser el actual? Va a ser diferente. Tenemos que analizar en el momento que haya que tomar las definiciones. Si hablamos solamente de rumores, el presidente Zelensky dijo que está dispuesto a renunciar si eso destraba el ingreso de Ucrania a la OTAN. Con lo cambiante que está todo, es difícil ser categórico en este momento. Los principios básicos, que es el de la defensa de la soberanía, de la defensa territorial, los mantenemos, no vamos a ir contra la tradición de este país. Después veremos los escenarios que se van a ir dando.

    —Pero la línea hasta ahora de Uruguay ha sido clara en el sentido que plantea a Rusia como un agresor. ¿Esa posición se va a mantener?

    —La posición de que estamos contra todo tipo de agresiones, sí. Vamos a ver el desarrollo que se da. Si mirás la forma que votó esta vez América Latina, hubo un movimiento importante de votos de países que tienen los mismos principios que nosotros. Por lo tanto, no es en blanco y negro. Te digo el principio, después hay un proceso de negociación y veremos cómo nosotros acompañamos más. Si el tema es la condena a invasiones, la respuesta es: sí, condenamos toda invasión, eso no va a cambiar la posición. Pero eso no tiene nada que ver con qué tipo de votación se va a dar en función de las circunstancias.

    —La guerra en Ucrania afectó las relaciones entre Uruguay y Rusia, que quedaron bastante congeladas. ¿Eso está en revisión con el cambio de gobierno?

    —Nosotros vamos a mantener la política de tener el mejor tipo de relación con todos los países. Con todos los países. Cada uno a su forma y en eso, naturalmente, también se incorpora Rusia.

    —¿O sea, va a haber un deshielo si se quiere, en la relación?

    —Es un deshielo que tenemos que dar. Teniendo una posición fuerte, principista, no tiene que ser una relación diplomática basada en conceptos ideológicos. Si se quiere, en cierta manera, vale para cosas que tenemos en América Latina. Tenemos que tener políticas de Estado que permitan la más amplia relación, que beneficien a este país. Y eso vale en todas realidades. No vamos a cambiar los principios, pero en el marco del desarrollo de las relaciones con todos los países que puedan beneficiar a nuestro país y a la región. Ese es el concepto. Otro elemento es que tampoco podemos pensar que por una razón ideológica no vamos a tener relación con otros países, siempre que estén claros los objetivos.

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    —Usted ha dicho que Uruguay tiene que aprovechar su prestigio para aportar a la estabilidad regional e internacional. ¿Uruguay va a proponerse como punto de encuentro para tratar de destrabar la situación en Venezuela?

    —Un punto de encuentro, sí, para aquellas situaciones en las cuales con realismo podamos dar una mano y con realismo también se nos llame para ayudar. En cuanto a Venezuela, nadie nos pidió nada y nosotros no hemos ofrecido nada.

    Con respecto a Venezuela, tenemos un problema que se llama “los miles de uruguayos que están en Venezuela”. ¿Qué hacemos con todo eso? Hay un problema objetivo en relación con Venezuela en cuanto al tema democrático; Orsi ha definido bien cuál es nuestra posición. Acá no hay ruptura de relaciones, pero hay una relación inexistente y algo hay que hacer.

    —¿Qué implica?

    —¿Estoy diciendo hacer un cambio, un viraje? No, tenemos que encontrar instrumentos para resolver problemas de emergencia. Después veremos hacia dónde vamos.

    —Hubo una denuncia bastante amplia, anónima, de situaciones de acoso que sufrieron integrantes de la Cancillería.

    —Una carta que denuncia y propone. Me quedo con la segunda parte de la carta porque efectivamente no es una denuncia, sino es una combinación de cosas. Desde el punto de vista del equilibrio de género, desde el punto de vista de la paridad y la reducción y la eliminación del acoso, hace una serie de propuestas que no sé si se pueden tomar todas, pero sin duda puede ser una referencia con alguno de sus puntos para aplicar una política futura.

    —Esas denuncias ¿cómo van a incidir en las designaciones de la Cancillería que viene?

    —Nadie es culpable hasta que no tiene la condena de culpabilidad. Está claro es que si un funcionario diplomático recibió algún tipo de condena, ese diplomático no sale.