Lo que sigue es una síntesis de la entrevista con Búsqueda.
—A más tardar en abril asumirán las nuevas autoridades del Codicen, que rige a la ANEP, uno de los organismos más grandes de la administración que coordina algunas políticas con el MEC. ¿Cómo ve la relación entre la ANEP y el MEC a partir de los cambios procesados por ley?
—La LUC (Ley de Urgente Consideración) colocó una moña entre el MEC y la ANEP que será difícil de desanudar. Hay mucho para transitar en lo organizativo y lo político.
—¿Qué quiere decir que la LUC “colocó una moña” entre la ANEP y el MEC?
—Que la LUC ató al MEC con la ANEP dándole más competencias al ministerio.
—¿Cree que los cambios introducidos en la LUC afectaron la autonomía de la ANEP?
—Por lo menos se plantea la autonomía desde otro lugar diferente a lo que nosotros entendemos. Por eso se proponía su derogación, pero la ciudadanía resolvió otra cosa.
—¿La idea ahora es “desatar” esa moña?
—Es difícil. Pero hoy analizar las competencias del MEC no está dentro de las prioridades del Frente Amplio. Pero la ANEP mantendrá su autonomía.
—De todos modos, ¿qué pasará, por ejemplo, con la certificación universitaria encaminada para acreditar los títulos docentes?
—Eso ya no corre más, lo dijo José Carlos (Mahía, titular del MEC).
—¿Cómo se dará marcha atrás al mecanismo actual promovido por el gobierno saliente?
—Todo eso se respetará. Y vamos a buscar el mecanismo para contemplar lo hecho por los compañeros (docentes) que efectivamente entendieron que ese era el camino, se apuntaron y dieron la prueba (para la acreditación de licenciado en Pedagogía).
—A esas pruebas se apuntaron unos 9.000 docentes en total y ya hay más de 2.500 maestros y profesores certificados por esa vía.
—Y están en su derecho. ¡Pero somos 60.000! Eso es un dato. (Los docentes titulados, en condiciones de certificarse, son unos 40.000). Está bien, pero para nosotros hay otras prioridades. Y una de ellas es la creación de la universidad de la educación. No estamos en contra del título universitario, al contrario; estamos en contra de que no haya una formación universitaria para ese título de licenciatura. ¡No vale que te den un título por una prueba que ya diste!
—¿Y están realmente dadas las condiciones políticas para crear la universidad de la educación?
—Políticamente, no. Hoy los votos no están. Ese será un trabajo del Legislativo; largo, arduo, de idas y vueltas, de toma y daca. Ya lo vivimos en el período anterior, cuando faltó un voto y no salió.
—Un motivo reiterado del bloqueo político para crear la nueva institucionalidad es el modelo de cogobierno. ¿Cómo se superará esta vez?
—En el cogobierno es donde se trancó la otra vez y es donde se sigue cuestionando de parte de algunos actores. Pero eso será motivo de discusión en otro ámbito (parlamentario), no en el nuestro (Codicen), porque la ANEP ahí no juega. Igual nosotros estamos a favor del ejemplo que tiene Uruguay con la Universidad de la República. Hay un acumulado de muchos años de experiencia de la Udelar, funcionando con un cogobierno, y eso muestra que se sostiene y sí se puede.
—El ministro saliente, Pablo da Silveira, ha rechazado ese modelo cogobernado por entender que es “fácil de colonizar políticamente” y porque ha dado lugar a instituciones “endogámicas, de baja calidad y aisladas” del resto del sistema. ¿Qué responde a eso?
—El discurso de la apolítica es algo que uno escucha y pega en la gente. Pero no es cierto, no es real. Todo acto es político y educar es un acto político. Entonces, si hay una experiencia como la de la Universidad de la República, reconocida a nivel internacional, que tiene un cogobierno y funciona, ¿por qué le pondría sombras a una universidad de la educación?
—“Si usted controla la universidad de la educación, puede controlar la formación de los docentes que van a controlar la formación de todos los alumnos del país”, dice Da Silveira.
—En la historia de Uruguay, el Frente Amplio gobernó 15 años y la Udelar tiene 175, por lo cual ese sayo (por el control formativo) le cabe más a ellos que a nosotros. Esos discursos de que ajusto a la coyuntura según me sirve o no son difíciles de sostener con el tiempo, aunque igual hacen mella en la gente.
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Elbia Pereira, integrante del nuevo Codicen de la ANEP
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—¿Cómo se está procesando la transición en el Codicen?
—Nos pasó que se fue la presidenta (Virginia Cáceres) de un día para otro a hacer su campaña política electoral sin hacer la transición. Seguramente no es lo mismo que me vaya yo, sin haber terminado mi período de la FUM (previsto hasta setiembre de 2026), que se haya ido la presidenta del Codicen y a pocos días del inicio de los cursos.
—Usted puede continuar la militancia sindical.
—Sí, pero es incompatible, por eso renuncié. Aunque en realidad son actividades complementarias, porque la mirada política y sindical tiene que ser de bosque.
—¿Y, políticamente, cómo vio las salidas, primero de Robert Silva y luego de Cáceres, de la presidencia del Codicen?
—Yo creo en la libertad ciudadana. Pero la Constitución de la República nos impide militar en política partidaria en el Codicen, sea Robert Silva o quien sea… Pero digo Robert porque fue muy notorio que caminó por la cornisa. No tuvo los cuidados suficientes para no entreverar las cosas… y más de una vez se cayó para el lado equivocado. A Virginia no se le notó…, capaz porque estuvo mucho menos tiempo. Pero Robert arrancó con el objetivo que cumplió, que fue tener su caballito de batalla político-partidario, y por eso las imposiciones de la transformación educativa.
Ojo, quien habla, desde la FUM, tuvo muchas instancias de negociación con Robert, y no era cerrado a escuchar. Pero la política educativa la habían armado en algún lugar, y la traían debajo del brazo y dijeron: “Esto es lo que hay que hacer a como dé lugar”.
—¿Por qué cree que la transformación fue impuesta?
—Y tanto que hasta ahora hay creaciones de espacios donde se hace una vigilancia de la aplicación de esa transformación educativa. Claro, a la gente se le dijo otra cosa. Todos decíamos que había que cambiar algo en educación. Y entonces ellos dijeron: “Venimos nosotros con la verdad revelada”. Y luego: “Vengan y hagan esto”.
Bueno, también renunció quien dio origen a esto, Adriana Aristimuño (exdirectora ejecutiva de políticas educativas de la ANEP), que tampoco terminó su período; se fue antes e hizo lo que hizo, que fue llevar adelante todo esto que es monstruoso, verdaderamente monstruoso, en cuanto a la envergadura, al tamaño y a la estructura.
—¿Y en cuanto a los cambios de fondo?
—Muchos cambios, por ejemplo en Primaria, son apenas cosméticos: no hubo cambios de fondo. Hubo cambio de nombres, cambios en la burocracia. Y eso es terrible: el llenado de planillas que no es algo directamente vinculado al aprendizaje del chiquilín. Son datos y tareas que no se saben muy bien hacia dónde van ni qué incidencia van a tener en los aprendizajes de los gurises. Se hacen para imponer un control sobre cuánto de la transformación educativa se está aplicando…
¡Pucha! ¡Estamos hablando de profesionales! La denostación a la profesión docente en estos cinco años fue algo muy serio. Y este Codicen, y quien habla en particular, tiene como objetivo desde el día uno devolverle la confianza al docente profesional y que no sienta miedo.
—¿A qué se refiere?
—Se está pensando en algunas estrategias a través de las asambleas técnico docentes (ATD) para volver a empoderarlas como organismo de consulta de las direcciones hacia los temas pedagógicos para lo que se quiera implementar. ¿Qué mejor que tener una oreja en territorio, donde suceden las cosas, para que se discutan los temas, para saber qué piensan los maestros y los profesores? ¿Eso es cogobierno? No lo es. Tampoco era cogobierno cuando teníamos un representante de tres consejeros por subsistema. Nunca lo fue.
—¿Cuándo y cómo se retomará el pasaje de las direcciones generales a los consejos en Primaria, Secundaria y UTU?
—Para eso, otra vez, se necesitan los votos del Legislativo. Esa es otra batalla para dar a iniciativa del Poder Ejecutivo. Y otro cambio que trajo la LUC.
—A corto plazo, ¿qué cambios introducirá el Codicen a la transformación educativa en curso?
—Lo que vamos a hacer es revisar y evaluar todo. Pero no es que nos vamos a encerrar en una pieza a analizar lo que otros hicieron. Tampoco vamos a decir que vamos a cambiar todo. Este año los cursos ya están andando con la transformación educativa; los docentes eligieron cargos con esa modalidad. Salvo que haya algo que indique que sí es necesario ir para atrás urgentemente. Esto de la sobrecarga, por ejemplo, es fundamental. Estamos trabajando con los compañeros en los distintos subsistemas, y esa carga es algo común a todos: ¡hay que sacar la pata de arriba de los docentes! No es por ahí… Este tema en Magisterio es crítico, los maestros tienen miedo.
—¿Por qué insiste en que los docentes tienen miedo?
—Uno, por temor a las represalias. Fue muy duro lo del caso de los profesores del liceo de San José que fueron acusados de proselitismo y sumariados. Eso buscó ser algo ejemplarizante, lo usaron para eso, porque no tenía razón de ser. Y después está en la esencia piramidal de las estructuras de la educación. Y las maestras suelen tener incorporado esto de que te dicen y se cumple porque la estructura de Primaria es muy piramidal.
Ya en 2020, cuando entra el nuevo gobierno, cae la pandemia y ante la incertidumbre general, mientras todos estábamos viendo si había alcohol en gel en las escuelas, te enterabas de la transformación educativa por la televisión. Y así arrancó esto. Pero las maestras son críticas y el docente no es tonto, y sabemos que fuimos subestimados profesionalmente.
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Elbia Pereira, integrante del nuevo Codicen de la ANEP
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—¿Hay algo que rescate de la transformación?
—Algo que no viene de ahora es el tema de los ciclos para romper con la estructura tan rígida de los distintos grados educativos: cambiar formatos de escuela y del aula. Eso ya se había empezado a trabajar hasta tercer año de escuela para que fuese más flexible. Y esto va de la mano de la repetición, que también hay que cambiarlo y profundizarlo.
—¿Qué se plantea sobre el pasaje de grado?
—No es un “pasan todos los niños, que no repita ninguno”. Porque igual van a repetir y amontonarse en otro grado. Porque se incorporan los chiquilines que pasaron de primero a segundo más los que inician segundo con dificultades, sin ningún tipo de apoyos. Y luego se genera un embudo, donde esos niños que arrastran problemas se pierden. Y si no, si llegan a pasar porque la marea los lleva, recién repiten en cuarto. Pero ese niño ya entró en primero flojito e hizo todo flojito. Yo creo que no deberíamos volver a la escuela graduada. Porque lo de antes no estaba tan bien. Por algo habíamos planteado lo de los ciclos. Pero habrá que revisar y mejorar el sistema.
—¿En qué líneas se actuará en cuanto a las nuevas tecnologías, el pensamiento computacional y la inteligencia artificial?
—Pensamiento computacional lo iniciamos en el período anterior, no es de ahora, es de 2017. Personalmente no estoy en contra de los avances tecnológicos. Si se usan para fines educativos, son excelentes, porque ahí está la confianza en el profesional, y es una herramienta en el aula.
—El gobierno de Brasil prohibió el uso de los celulares en las escuelas tras la implementación de una ley firmada en enero por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. ¿Qué dice de eso?
—Yo no acompaño eso. No es por ahí. Se trata de usar el dispositivo de manera pedagógica, en favor de la pedagogía. En materia educativa los bloqueos no son buenos, como tampoco las masividades, tampoco es alentar un “todo para todos”. Pero hay otras cosas que son de fondo.
—¿Cuáles son esas “cosas de fondo”?
—Una es lo que no se nos pierdan los gurises. Y eso no es un tema de Primaria, eso es educación media. Tenemos la obligación de que los gurises que quieran ir a la UTU tengan un lugar y no sigan en una Secundaria donde terminan desertando a los dos días.
—Se supone que la transformación curricular hoy permite mayor “navegabilidad” entre Secundaria y UTU, y viceversa.
—Eso queda bárbaro en los titulares, impresionante. Ahora, ¿qué pasa cuando al chiquilín o a la familia van y le dicen que “acá no hay grupo”? Hay que repensar en la FPB (Formación Profesional Básica) integral e inclusiva.
—Para todos los cambios que se propone el Frente Amplio hace falta inversión y este es un año de discusión presupuestal. ¿Cuál es el punto de partida y cuál la expectativa?
—Vamos a arrancar un Codicen con déficit. ¿Podemos imaginarnos que en setiembre se dará la magia? No. La verdad es que no. Imaginamos que podemos ir pagando las cuentas o buscar la forma de achicar ese déficit.
—Entre el 75% y el 80% del gasto se concentra en los salarios de funcionarios. ¿Se achicará la estructura?
—Es estructura, pero no es burocracia. ¿Voy a achicar docentes? ¿Será necesario achicar por ahí? Capaz que es necesario gestionar mejor, revisar y ver dónde se están dando las cosas y cuáles son las verdaderamente importantes que llegan al objetivo, que es que los gurises aprendan. Capaz que para que aprendan mejor lo que hay que achicar son los grupos, aprovechando el bono demográfico. Porque hay otras cabezas que piensan que hay que achicar por otro lado y te ponen clases de 30 gurises, superpobladas. Entonces capaz que un niño no necesita apoyos por problemas que viene arrastrando, sino que ese niño necesita estar en un lugar donde pueda ser él.