“La historia de Lionel Messi en la selección argentina es, vista en retrospectiva, la del triunfo del talento, la voluntad, la perseverancia, la resiliencia para vencer no solo toda clase de críticas, muchas de ellas basadas en prejuicios. Por ejemplo, 'irse' de los partidos cuando parecían desfavorables, no estar interesado en su país por vivir en el extranjero, preferir el dinero antes que la camiseta, querer imponer siempre su voluntad por poseer, supuestamente, el 'poder' absoluto cuando ya era una estrella consagrada y, desde luego había condicionamientos cuando surgía la comparación con Diego Armando Maradona, al que alguna prensa llegó hasta el absurdo de simular pedirle permiso para elogiarlo, de modo que no sintiera que había aparecido alguien que pudiera equipararlo”, escribe Sergio Levinsky en el capítulo La megaestrella que consiguió un cambio contracultural en la selección argentina, toda una definición.
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Messi: 10 miradas sobre el 10, Ediciones Urano, 384 páginas, 990 pesos.
“Es, al fin y al cabo, la historia de un triunfador contracultura debido a que consiguió su mayor consenso cuando más abatido por la falta de resultados parecía, por haber llegado a la cima sin haber pasado siquiera una temporada en el fútbol de su país, por haber sido contrapuesto, en su juego y hasta en su vida, con un semidiós, y porque terminó sostenido por una generación joven en un país en el que la experiencia pesa a la hora de las imposiciones y decisiones del sistema”, añade este periodista y sociólogo argentino, cuya bibliografía sobre el fútbol y la sociedad (incluyendo volúmenes sobre Maradona y Alfio Basile) demuestran que se sobra conocimiento de causa.
Ese es uno de los diez capítulos que conforman Messi: 10 miradas sobre el 10 (Ediciones Urano). Es un trabajo compilado por el doctor en Sociología Fernando Segura Millán Trejo, un mexicano que creció en Argentina, se formó en Francia y ha sido docente en asignaturas vinculadas al deporte en su país natal, en Brasil, Inglaterra y Suiza. También es autor de la introducción y del primer segmento: Messi en la cima del mundo a partir de canchas de tierra en Rosario.
Si lo que se busca es una biografía estadística basada en goles, partidos y récords de la Pulga, hay que buscar en otro lado; todo está a mano en Internet. Si lo que se busca es una lectura escrita por futboleros fanáticos y para futboleros igual de fanáticos, también conviene pasar por alto. Ahora, si lo que se busca es conocer al hombre y al jugador, saber de su vida (sin ser una biografía, se trata de una biografía completísima) y su incidencia en lo que hoy se conoce como fútbol, dentro y fuera de la cancha, es una lectura casi obligatoria. Y se pone “casi” porque, como dijo el exjugador argentino Jorge Valdano, apodado el Filósofo, el fútbol es “apenas la más importante de las cosas menos importantes”.
Perspectivas sobre Lionel Messi
Como son encares y autores distintos y de distintos orígenes (además de los ya nombrados están Pablo Brescia, Rubén Costa Ulloa, Daniel Garnica, Ana Merino, Patrick Mignon, Diego Murzi, Ana María Ospina, Claudio Vivas y John Williams), no es necesario leer el libro desde el principio hasta el final. Se puede ir de capítulo en capítulo, en el orden querido, a gusto del lector. Así se suceden Rosario, Barcelona, París, Estados Unidos, la selección, el hombre y el fútbol.
Hay ópticas sumamente interesantes que fungen como filtros para fanáticos. Por caso, el doctor en Sociología y profesor universitario John Williams, considerado un pionero en los estudios de fútbol en el Reino Unido e hincha incondicional del Liverpool, señala en Lionel Messi, el jugador del siglo XXI; perspectivas desde Inglaterra que el talento y la “conducta generalmente discreta” de Lio ayudaron a “modificar algunas percepciones inglesas malignas, muy arraigadas, sobre el fútbol argentino y los hombres que lo hicieron”. En otras palabras, lo ponen en la vereda opuesta de Diego Maradona, una obvia presencia constante en el texto.
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La comparación con Maradona, antecesor y antítesis, ha sido una constante en su carrera.
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También es cierto que si bien Messi enfrentó muchas veces al Liverpool, al Manchester United y a otros equipos ingleses jugando para el Barcelona, nunca se enfrentó a Inglaterra con la camiseta argentina.
El capítulo de Williams, además, incluye un interesante análisis político y social de clubes como Barcelona y Liverpool, catalanes y scousers, entes de españoles e ingleses, respectivamente. Asimismo, desmenuza la admiración en su país por el jogo bonito de Brasil, en contrapartida a la demonización que le dedicaban a Argentina. Fueron los animals del Mundial 1966 en el que Inglaterra fue anfitrión y campeón. De ahí saltó a la “mano de Dios” con el que Maradona —un “estandarte mítico”— anotó a los ingleses en el Mundial 1986 de México, donde el campeón fue Argentina. En el medio de ambos, ocurrió la guerra de las Malvinas. También estaba el engaño de Diego Simeone, en Francia 1998, que terminó con la expulsión de David Beckham.
Lionel Messi cambió esa perspectiva. “La verdad es que la alta consideración de los admiradores ingleses por Messi es consecuencia de su discreta actitud, que significó que por años nunca fuera realmente aceptado en casa como un producto auténtico de la cultura del fútbol argentino”, escribe Williams. En estos tiempos de total amor, luego de las conquistas en la Copa América 2021 y la Copa del Mundo 2022, conviene recordar que la Pulga supo ser verbalmente masacrada por hinchas y periodistas deportivos argentinos, por no encarnar el deber ser del fulbo de ese país. Es bueno que una mirada exterior lo recuerde.
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Lio Messi es un ídolo global: lo admira gente que nunca pisó Argentina.
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Los inicios de la gloria
Por supuesto que hay un capítulo dedicado a la conquista del mundo en Catar, la gloria máxima. No solo se habla de fútbol, sino de la fiesta de la hinchada argentina en el emirato. La consagración de Messi en los estadios y las calles de Doha, escrito por el propio Segura y por Diego Murzi, sociólogo y consultor de la FIFA en Rusia 2018 y Catar 2022, se puede entender como una crónica periodística sobre una experiencia antropológica y deportiva.
Se habla de hinchas de todos los clubes argentinos hermanados por su selección, de un recital a cielo abierto de Ciro y los Persas en un anfiteatro en la playa de Katara, de la invasión rioplatense al barrio Barwa, del “andá pa'llá, bobo” que Messi le dedica a un neerlandés. Está siempre sobrevolando la idea de la fiesta, de un país que festejó como loco un triunfo que parecía inexorable, y a la celebración a la que se plegaron simpatizantes de otras nacionalidades, contagiadas por el fervor albiceleste.
Ana Merino, escritora española, catedrática y columnista en El País de Madrid, es la responsable de El legado de Messi, el último de los capítulos. Coincide con la decisión del jugador de un retiro dorado en el Inter de Miami, para disgusto de los hinchas del Barcelona, que ya habían sufrido su partida al Paris SG en medio de la incertidumbre pandémica de 2021, y que ahora soñaban con su regreso. Su llegada coincidió con el boom que significó la película Barbie y la autora se permite jugar —sin caer en el ridículo— en la comparación del argentino con Ken en el tropical sur de Estados Unidos. Es mucho más que un libro de fútbol. En un libro de fútbol difícilmente se incluiría el detalle que Lio tiene tatuados los labios de su mujer en la ingle.
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La final de Catar 2022 ante Francia fue el punto cumbre de una carrera ya soñada; para Argentina, terminó de convertirse en Dios.
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“Messi se ha instalado en el imaginario popular desde una especie de plenitud madura y calmada”, escribe la autora sobre estos últimos años, luego de la gloria en su selección, en pleno retiro norteamericano y convertido en un ícono pop. Son varios los análisis cargados de simbolismo: “En ese sentido sería, al igual que Pelé, un héroe estático. Si tuviéramos que caracterizar a los jugadores como personajes de los cuadernillos de superhéroes, tanto Pelé como Messi entrarían en el contexto de los héroes de DC. Es decir, serían en el fútbol como Superman o Batman, tienen muy claros sus propósitos y su forma de entender el juego y la vida. Ha habido otros jugadores, como Maradona, que por sus contradicciones y crisis internas se parecen a los héroes de la saga de Marvel, mucho más torturados y vulnerables”.
Entre varios pasajes destacables —que también incluye el prólogo a cargo del relator uruguayo Víctor Hugo Morales— resalta Un video de un adolescente rosarino en el FC Barcelona: un linaje de Newell's Old Boys. Este capítulo está escrito por el pedagogo deportivo mexicano Daniel Garnica con colaboración del entrenador argentino Claudio Vivas (quien supo ser ayudante técnico de Marcelo Bielsa, hoy al frente de la Celeste). Más allá de los episodios de su aparición, gloria y despedida en el Barcelona, y de su convulsionado periplo parisino, es bueno revisar cuando todo comenzó.
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Se espera que el Inter de Miami, en la MLS, sea su último destino.
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Claudio Vivas fue fundamental para que Lio Messi fuera convocado por la selección argentina y no por la española; vale recordar que el jugador se fue a vivir a Barcelona a los 12 años, porque fue este club y ninguno de Argentina el que solventó el tratamiento de crecimiento que requería siendo niño. España tenía (y quizá merecía) intenciones de que fuera internacional por ese país.
Fue a él (como ayudante de Bielsa, entonces técnico de Argentina) a quien Jorge Messi, padre de Lio, le acercó en 2002 un video con las jugadas de su hijo en Barcelona para que lo tuviera en cuenta en el proceso de selecciones. Fue él quien insistió en los pasillos de la Asociación del Fútbol Argentino para que convocaran a este “repatriado” de quien no tenían muchas nociones más allá de lo que se comentaba en los potreros rosarinos. La historia de Messi con la selección de su país comenzaría el 29 de junio de 2004, cuando fue convocado a jugar un partido amistoso categoría Sub 20 ante Paraguay, en el estadio de Argentinos Jrs. (que casualmente o no se llama Diego Maradona).
Cuando eso pasó, “Claudio se encontraba preparando con Marcelo Bielsa la Copa América que se disputaría en Perú a inicios de julio. Al enterarse del gol de Lio en el amistoso, pero sobre todo, que ya estaba generada la llave que abriría la puerta a una historia con los combinados albicelestes, no podía sentir más que satisfacción y buenos augurios”. Vaya que sí.
