¿Colecciona algo?
Edad: 78 • Ocupación: Arquitecto • Señas particulares: es fanático de los autos; no sufre de jet lag; a veces amanece con música de Rachmaninoff a todo volumen y sus vecinos se quejan; diseñó el famoso Burj Al Arab, pero atribuyen la obra a otro arquitecto
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáComo coleccionar, no. Tengo discos de música clásica por todos lados, autitos por todos lados, libros por todos lados, en diferentes casas, porque tengo casas por todos lados: en Buenos Aires, Montevideo, Punta del Este y José Ignacio, en Nueva York, en Miami, París, Toronto. Es un poco disparatado, pero viajo mucho.
Algo que sí acumula son sus cuadernos con dibujos.
Dibujo a lápiz, y como viajo mucho, siempre llevo mis acuarelas por ahí. Me gusta mucho dibujar. Si estoy en París, dibujo el puente y el río. Si tengo tiempo, voy a estudios a dibujar la figura humana. Si estoy en un avión, dibujo el avión, a la gente que se sienta al lado. Si estoy en la sala de espera, dibujo al que está enfrente, trato de que no me vea. Si uno saca la foto, la recuerda solo cuando se encuentra con esa foto. En cambio, si uno trata de dibujar la síntesis de lo que está viendo, una plaza o una iglesia o una montaña, le queda para siempre la imagen. De chiquilín me metía en líos en el colegio porque hacía caricaturas de mis profesores, pero no podía evitarlo.
Viaja tanto por trabajo que a la hora de vacacionar posiblemente no se quiera tomar un avión.
Las vacaciones no me interesan mucho. Mi novia siempre me dice: “Che, hay que salir de viaje”. Trato de combinar un fin de semana. Pero si voy a Miami, tengo un apartamento sobre la playa y no voy. Si está mi novia, sí. Tengo casa sobre la arena en José Ignacio y nunca voy a la playa. Un día de viento con lluvia me gusta salir a caminar.
¿Viento y lluvia? No es lo que preferiría la mayoría.
Me gusta mucho sentir el tiempo. Uruguay es muy lindo los días de tormenta. El sol apabullante apabulla. Me tocó en Covid vivir en José Ignacio y caminar a la una o dos de la mañana a la luz de la luna. Espectacular.
Así que no es de tomarse vacaciones.
Eso de irse una semana a sentarse… Tuve una novia que me compró un pasaje para ir a una isla en el Caribe. Llegamos, dejamos la valija, fuimos a jugar al tenis (que soy muy burro), fuimos a la piscina, con una hora bastó, fuimos a comer. Después le digo: “¿Y ahora qué más?”. Tenis de nuevo y piscina; y me volví. Ahí se terminó la relación, se imaginará que no marchó muy bien. A mí me gusta mucho mi trabajo. Yo qué sé, soy medio raro.
¿Es cierto que nunca tomó leche?
Mi hermana iba al tambo y tomaba leche que sacaba directo de la ubre y se llenaba la boca de espuma. La primera vez que me dio, vomité y nunca más tomé leche en mi vida.
¿Algún sueño pendiente?
Aprendí que uno planea y planea y después el destino lo manda para otro lado. Cuando era chiquilín, mi hermano con un amigo se quería ir a vivir a Canadá. Yo decía: ¡estás loco! Ellos se quedaron acá y yo me fui. A veces pienso: ¿fue buena decisión irme? Y no puedo dar una respuesta. Si me hubiera quedado, habría sido una vida muy linda. Tendría a toda mi familia aquí. Envidio a mi novia, que tiene a sus hijos y nietos todos alrededor de ella y yo los tengo desperdigados. Creo que pagué mucho con mi vida emocional, pero bueno, no podés cambiar el pasado.
¿Es cierto que tiraban huevos a su casa de Toronto cuando la construyó?
Todo el vecindario tenía casas de techos inclinados con tejas, piedras, ladrillos, ventanas de madera, y yo empecé a traer una vigas de acero, ventanas de piso a techo. Desde la calle, uno se da cuenta enseguida si estás haciendo el número uno o número dos. Tiene nueve ventanas de tres por tres metros. Todos los sábados y domingos me tiraban huevos. Dos veces me tiraron balas que atravesaron vidrios fuertes y tuve que llamar a la Policía. Y me escribían carteles: “¡Volvé de donde venís, acá no te queremos!”. Era un barrio muy tradicional. También había un montón de gente que adoraba la casa. Hoy le estoy haciendo una casa a mi hija dos puertas más abajo, y ahora todos en la cuadra están haciendo casas modernas. Increíblemente, en José Ignacio, hicimos una casa que es totalmente tradicional. Todo el mundo está haciendo cajas de zapatos y yo hice una casa de piedras, con techo a cuatro aguas.
Le atribuyen el famoso Burj Al Arab a otro arquitecto. ¿Por qué?
Una historia muy triste de mi vida. Había hecho el Banco Nacional de Dubái, que se estaba construyendo, el secretario era un jeque y me dijo: “Ves la Torre Eiffel, sabés que es París. Ves la estatua de la Libertad, sabés que es Nueva York. No hay ninguna imagen de Dubái, hacé algo”. Dibujé eso, se lo mostré al secretario, un inglés, le gustó. Se lo llevé al jeque en Londres. Le encantó. Cuando volví al poco tiempo a Dubái, fui a buscar al secretario y me dijeron: “Lo echaron”. Creí que se había terminado el proyecto. Un día ví que se había empezado a construir. El estudio de arquitectura sabía que yo había hecho el proyecto y lo hizo usando mi croquis. Yo hice el concepto original y lo saben ellos muy bien, pero bueno, estupidez mía de no haber puesto mi nombre en los dibujos. Al mismo tiempo estaba haciendo la torre de Antel, y es bien parecido. Se me había dado por hacer esas curvas. Mi vida está jalonada de errores. Alguna que otra vez tuve suerte, pero la mayoría de las veces meto la pata.
¿Qué imágenes se le vienen a la mente al recordar la chacra de Toledo Chico donde pasó su infancia?
Un buen día se vendió la chacra y tuvimos que mudarnos a Montevideo. Vivíamos cerca del Parque Rodó. Me acuerdo de que con mi hermana abrimos la ventana, miramos para arriba y no vimos las estrellas. Estábamos acostumbrados a verlas desde la terraza en Toledo. Ese año la maestra llamó a mi madre y le dijo: “Este nene no marcha”. Casi pierdo el año. A mí me vino la desazón cuando dejamos el campo, a mi hermana también. Fue una crisis, porque la chacra era fabulosa. Y viajé por todo el mundo, pero me considero canario para el resto de mi vida.