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La llegada al Parlamento de Identidad Soberana, que tendrá dos bancas en la Cámara de Diputados, fue una de las grandes novedades de la última elección nacional. Sin embargo, los resultados globales indican que alrededor del 90% de los votos a partidos tuvieron como destino uno de los tres tradicionales: el Frente Amplio (46,2%), el Partido Nacional (28,2%) y el Partido Colorado (16,9%).
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Los partidos en Uruguay mantienen una centralidad en la política uruguaya que no tienen en otros países de la región. El último informe del Latinobarómetro muestra que el 62% de los uruguayos “se siente cerca de un partido político”, casi el doble que la media regional.
Es que la opinión de los uruguayos respecto de la mayoría de los indicadores vinculados al funcionamiento de la democracia y el rol de los partidos políticos ubica al país en el podio regional. Uruguay es donde menos porcentaje de personas cree que la democracia “puede funcionar sin partidos” y donde más personas confían en esas organizaciones.
La cercanía de la sociedad con los partidos
Uruguay, como ocurrió en ediciones anteriores, es el país donde la población expresa mayor satisfacción con la democracia. Los ciudadanos de la región "han estado insatisfechos desde hace 30 años con sus democracias", dice el informe. Aclara que no necesariamente "es malo" para la democracia que alguien esté insatisfecho con ella, "siempre y cuando se trate de demócratas insatisfechos, y no quienes apoyan el autoritarismo o son indiferentes".
De acuerdo con los resultados del Latinobarómetro —una encuesta que se realizó en 17 países entre el 23 de agosto y el 9 de octubre de 2024—, los uruguayos tienen, en promedio, un vínculo más cercano con la política que otros ciudadanos de la región.
Desde que se aplica hace 30 años, el estudio ha detectado una caída en el sentido de pertenencia de los ciudadanos con los partidos políticos. “La adhesión a los partidos ha bajado junto con una atomización del sistema de partidos y la percepción de que éstos no representan a los ciudadanos”, dice. La “cercanía” con un partido político “ha disminuido desde el 45% en 2010, cuando se empezó a medir, al 33% en 2024”.
El promedio regional esconde una diferencia “muy amplia” entre países. En Uruguay el 62% se siente cerca de un partido político, mientras que el porcentaje se desploma a 14% en Guatemala y Perú.
El director de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, analizó este fenómeno en un artículo titulado Partidos políticos e identificación partidaria en el Uruguay reciente (1994-2022). Mientras que en la región la caída fue sostenida hasta llegar a “una división muy pareja del electorado con y sin identificación partidaria”, en Uruguay el declive entre 2010 y 2020 es “moderado en términos relativos y absolutos”.
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"Destaca especialmente la solidez de las identificaciones partidarias en Uruguay en la comparación con países regionales de similar calidad democrática y solidez institucional en el pasado", escribió Porzecanski.
De hecho, el último dato en el artículo del sociólogo es un poco más bajo que el registrado en 2024, aunque dentro del margen de error. Ese aumento en la cercanía puede tener relación con que la encuesta del año pasado coincidió con la parte final de la campaña previa a las elecciones nacionales.
En su artículo, publicado a comienzos del año pasado, Porzecanski dejó planteadas algunas dudas sobre el comportamiento a futuro. "Queda instalada la pregunta de cómo impactarán en la identificación partidaria procesos sociales más generales que atraviesa el país", escribió. Y añadió más adelante: "La consolidación de amplios núcleos poblacionales con pautas socioculturales propias y desvinculados afectivamente de la vida político-partidaria es, sin dudas, uno de los principales desafíos que enfrenta la democracia uruguaya en la actualidad".
La democracia y los partidos
Los partidos políticos pierden pie en otros indicadores del Latinobarómetro. En 1997 el 62% de los encuestados estaba de acuerdo con la idea de que “no puede haber democracia sin partidos políticos”, un porcentaje que bajó al 50% en 2024.
“La fragmentación del sistema de partidos políticos y la desaparición en muchos países de partidos históricos y tradicionales, así como la penetración del populismo han debilitado la imagen de los partidos y el rol que estos deben jugar en una democracia”, resume el estudio. “La legitimidad de los partidos políticos ha sido volátil en estos 30 años, dependiendo de la capacidad de respuesta del sistema político a las demandas ciudadanas. Lo que vemos es que los partidos fracasan en esas respuestas, deteriorándose como instituciones permanentes del régimen democrático”.
La contracara de ese deterioro es el aumento en el porcentaje de respuestas positivas a la pregunta de si “la democracia puede funcionar sin partidos”: creció del 31% en 2013 al 48% en 2023 para disminuir al 42% en 2024. En Uruguay el 27% respondió de manera afirmativa a esa premisa.
La centralidad de los partidos en el sistema democrático uruguayo ha sido estudiado por la academia. En 1987, Gerardo Caetano, José Rilla y Romeo Pérez Antón escribieron La partidocracia uruguaya: historia y teoría de la centralidad de los partidos políticos, donde dieron una visión positiva sobre el efecto de la “partidocracia” local en la democracia local.
Para algunos analistas, el hecho de que dirigentes antisistema como el líder de Identidad Soberana, Gustavo Salle, termine armando un partido y compitiendo, explica el éxito del modelo. “El sistema habilita la posibilidad de armar un partido para canalizar descontentos. Es permeable, al menos en la entrada inicial, porque la gente que no se siente representada puede armar un partido y competir”, declaró a Búsqueda en agosto la politóloga Rosario Queirolo.
Si bien los partidos tienen esa centralidad, la confianza de la población sigue en caída. En Uruguay solo el 36% de los ciudadanos tiene mucha o algo de confianza en los partidos políticos; ese porcentaje, aunque bajo, es superior al registrado en el resto de los países de la región.
El rol de la oposición
El resultado electoral de 2024 en Uruguay implicará un cambio de roles entre los partidos del oficialismo y la oposición a partir del 1° de marzo.
El Latinobarómetro no indaga en cómo creen los ciudadanos que deben actuar los partidos desde la oposición, aunque la mayoría reconoce la importancia de ese rol de contrapeso.
El 54% declaró que sin oposición no puede haber democracia, mientras que el 37% plantea lo contrario, que puede funcionar sin oposición.
Argentina, Venezuela y Uruguay son los países donde más ciudadanos asignan un rol importante a la oposición. “Estos datos dan cuenta de que existe una base importante y mayoritaria de apoyo a los partidos, el congreso y la oposición como componentes indispensables de una democracia, pero simultáneamente entregan la preocupante cifra de que hay importantes minorías que opinan lo contrario”, dice el informe.