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La larga noche de vigilia que politólogos, periodistas y dirigentes políticos anticipaban para el domingo 24 no existió. Pocos minutos después de las 20 horas, el Secretariado del Frente Amplio sabía que los resultados eran irreversibles y solo esperaron las cuentas regresivas de los canales para exteriorizar su júbilo. No fue necesario montar una “guardia blanca” en cada circuito, como evaluaba el Frente Amplio en las últimas horas de la votación, con militantes de la fuerza política custodiando voto a voto en las urnas si el escenario era muy ajustado.
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A diferencia de lo ocurrido hace cinco años, cuando la fórmula Luis Lacalle Pou-Beatriz Argimón se impuso en el escrutinio primario a la dupla de Daniel Martínez-Graciela Villar por unos 35.000 votos (una cifra menor a los votos observados, lo que aplazó la definición), esta vez la diferencia era indescontable. A las 20.30 las proyecciones de escrutinio mostraban un claro ganador, que terminó aventajando a su rival por 95.502 votos.
Es la segunda vez consecutiva que la fórmula ganadora del balotaje no supera el 50% de las adhesiones. En 2019, Lacalle Pou accedió a la presidencia con 1.189.313 votos (48,6%). Y esta ocasión, Yamandú Orsi lo hizo con 1.196.798 votos, el 49,1%. La diferencia: Delgado obtuvo 1.101.296 votos (45,2%), 88.017 menos que lo que había conseguido el actual presidente en 2019. En cambio, Orsi consiguió solo 44.527 votos más que Martínez en 2019, pero eso le bastó para alcanzar holgadamente la presidencia.
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La diferencia entre Orsi y Delgado, empero, fue notoriamente menor a la que habían conseguido José Mujica en el balotaje de 2009 y Tabaré Vázquez en el de 2014. Este último le sacó 287.031 votos de ventaja al hoy presidente Lacalle Pou en 2014, mientras que Mujica venció por 203.128 votos al expresidente Luis Alberto Lacalle. Jorge Batlle, en tanto, le sacó una diferencia de 176.659 votos a Vázquez en 1999. El del domingo, por tanto, fue el segundo balotaje más parejo en la historia del país.
También se trató del segundo balotaje con más votos en blanco o anulados en lo que va de la historia. En total, el porcentaje de personas que anularon su voto o no colocaron nada en el sobre fue de 4,2%. Esta cifra, no obstante, supuso una baja respecto a las elecciones nacionales del 27 de octubre, ya que el porcentaje en aquella oportunidad había sido de 4,89%. Con relación a anteriores segundas vueltas, la cifra de votos en blanco y anulados es solo inferior a la del balotaje de 2014, cuando llegó a 5,3%. En el balotaje pasado, la cantidad de votos en blanco y anulados había sido más baja, de 3,7%, mientras que la menor cantidad se dio en el primer balotaje, en 1999, con tan solo 2,9%.
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A nivel territorial, la victoria del Frente Amplio supuso un avance de la fuerza política en varios departamentos del país, enfrentando a toda la coalición. La izquierda, que había triunfado en 12 departamentos en primera vuelta, logró vencer a la coalición en cinco de ellos en la segunda instancia. En octubre, el Frente había superado a los partidos del oficialismo sumados únicamente en Montevideo y Canelones. Ahora, a esa lista se agregaron Salto, Paysandú y San José.
En el balotaje de 2009, el Frente Amplio había logrado vencer a la fórmula Luis Alberto Lacalle-Jorge Larrañaga también en cinco departamentos: Montevideo, Canelones, Paysandú, Salto y Soriano. En 2014, en tanto, la izquierda logró ampliar su dominio a diez de los 19 departamentos, incluidos algunos tradicionalmente blancos como Artigas, Cerro Largo, Colonia y Soriano.
El crecimiento en el interior
Respecto a las elecciones nacionales de octubre, el Frente Amplio registró en noviembre su mayor aumento de votos en tres departamentos muy asociados con la coalición. Esto es, 34,8% en Rivera —donde en octubre había ganado el Partido Colorado—, 33,8% en Flores y 32,1% en Cerro Largo, dos departamentos donde el Partido Nacional es muy fuerte. En contraposición a esto, su menor crecimiento se dio en los dos departamentos donde la izquierda es más fuerte y donde la población es más numerosa: en Montevideo aumentó su votación 8,1% y en Maldonado, 9,9%. En total, el Frente Amplio incrementó su votación 17% en todo el interior. A nivel nacional, el crecimiento fue de 13,1%.
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Orsi tuvo su mayor crecimiento entre las nacionales y el balotaje en las capitales departamentales del interior. El frenteamplista necesitaba cosechar votos incluso entre los que habían votado al oficialismo y los datos muestran que lo logró, en particular fuera de Montevideo.
En regiones como el interior urbano y Canelones rural el crecimiento fue sólido, en el entorno del 11%, mientras que en Montevideo y las zonas urbanas de Canelones fue un poco menor.
En la capital, la fórmula frenteamplista se impuso por un amplio margen: 55,7% contra 39,4% de Delgado-Ripoll. En el interior, en cambio, el binomio nacionalista ganó, pero por mucho menor margen: 48,6% contra 45,2%.
El del domingo fue un balotaje con una menor participación que el de 2019. Mientras que el pasado domingo 24 participaron el 89,35% de los habilitados, hace cinco años lo habían hecho el 91,34%. La tendencia, sin embargo, no es clara. La participación en 2019 fue superior a la de los balotajes de 2009 y 2014, con 89,18% y 87,6%, respectivamente. En cambio, la cantidad más alta de habilitados que votó se dio en 1999, con 91,77%.