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    Guillermo Besozzi, el respaldo de su gente en Soriano y el “activo” de la situación judicial para ir por la reelección

    El exintendente de Soriano cuestiona que la Fiscalía escuchara sus llamadas “durante ocho meses”, dice que varias personas le avisaron que tenía el teléfono pinchado pero que no tenía nada que ocultar, y pide que abran las cuentas bancarias suya y de su esposa: “No tengo nada. Vivo al día yo. Y doy de mi bolsillo”

    Guillermo Besozzi está mareado de tanto afecto. Es casi la una de la tarde del domingo 23, cae una llovizna de esas que no llega a molestar, unas gotas soportables desde un cielo encapotado, y el exintendente de Soriano va y viene entre los abrazos, los pedidos de fotos, la cadena infinita de gente que lo reclama, que lo rodea, que lo quiere saludar, expresarle su apoyo, decirle algo. Viene uno y le regala un poncho blanco. Se lo pone encima del hombro y le dice: “Es tuyo”. “Vos estás loco”, le responde Besozzi. Otra persona se le arrima y le pide que por favor vaya a darle un beso a su madre, que tiene 91 años y que lo espera sentada en el asiento de acompañante de un auto. Allá va Besozzi. Está en el predio de su chacra, en las afueras de la ciudad de Mercedes, en prisión domiciliaria, imputado por Fiscalía de siete delitos de corrupción durante su gestión y con una tobillera electrónica que le reduce su margen de maniobra, pero que no le impide moverse entre tanta demostración de cariño autoconvocado.

    Uno le acerca un bebé, como esperando la bendición del caudillo local. Y ahí va Besozzi y lo besa. Le arriman un niño para una foto. Sale la foto. Una persona no vidente, bastón en mano, espera paciente su saludo bajo la garúa. Allá va Besozzi. Un grupo de militantes a caballo no se quiere ir sin capturar la imagen con el hombre del momento. Besozzi va. Foto. “Es más que Tinelli”, dice una mujer en un rapto de emoción mientras hace fila para tener su selfie. “No le afloje”, le dicen unos y otros. Le palmean la espalda, lo abrazan. El senador Sergio Botana, el único dirigente blanco presente en el lugar, mira todo desde lejos, con perfil bajo y ajeno a todo el despliegue. “Se metieron con un ángel”, dice. Y compara la situación con la que vivió el caudillo Wilson Ferreira Aldunate durante la dictadura. “Es el Estado atropellando”, afirma, mientras recibe incesante el saludo y el agradecimiento de correligionarios. Destacan su presencia. “Tendrían que haber venido todos a hacerle el aguante”, le dice una señora, algo enojada. La lluvia se hace un poco más intensa. “Todos somos Besozzi”, rezan las remeras estampadas a $ 500 cada una. El que las vende levanta campamento. Casi todos lo hacen. Ya fue suficiente. Más de tres horas de demostración de cariño popular al exintendente de Soriano que ahora va por la reelección, su cuarto período en el sillón municipal. Unas 1.500 personas fueron hasta su chacra a caballo, en moto, en autos. La mayoría vuelve a sus casas. Besozzi se queda en la suya. “Igual no me puedo ir muy lejos”, le dice a Búsqueda, señalando la tobillera.

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    “Todos somos Besozzi”, rezan las remeras estampadas a $ 500 cada una

    “Todos somos Besozzi”, rezan las remeras estampadas a $ 500 cada una

    Durante la pandemia, Besozzi se construyó frente a la casa principal un galpón precario y rústico al que lo fue acondicionando para volverlo más o menos habitable. Un baño, unas camas, un escritorio. En ese lugar pasó la noche del sábado 22. Amaneció sobre las seis de la mañana, se tomó unos mates y se dispuso a esperar todo esto que acaba de ocurrir. “No tenía idea de esta movida. Ni se me pasó por la cabeza que podía venir tanta gente. No miro redes. Me avisó mi yerno, me advirtió que era una movida grande la que se venía. Hablé con mi abogado, a ver si esto se podía parar de alguna manera y me dijo: ‘Deje que fluya’. Este es un tema jurídico, pero también es político. Me impresionó y me emocionó”, dice Besozzi, ahora sentado en una silla de madera en el galpón y tomándose el primer respiro después de unas tres horas a puro saludo. Muchos de los que fueron hasta su chacra le expresaron su bronca por los modos de Fiscalía, por la forma en la que fue conducido a declarar como indagado, por esta prisión preventiva mientras se investiga el caso que lo tiene como imputado en delitos como peculado, tráfico de influencias, concusión, cohecho. “Si a mí me citan, ¿a vos te parece que no hubiera ido? Hace tres años que están investigando... Yo hubiera ido siempre. Siempre esperé que me citaran, si estaban investigando temas relacionados a funcionarios de la intendencia…”.

    Besozzi se apura a aclarar que “cree en la Justicia”, pero matiza su concepto cuando se refiere a la Fiscalía y a la fiscal Stella Alciaturi. Dice que le mostraron las capturas de pantalla en donde ella replicó mensajes en contra del Partido Nacional desde su cuenta de Facebook y pensó que eran noticias falsas. “Hasta que apareció alguien de peso en estos temas y me dijo que no era falso. Eso me duele. Claro que me duele. Si yo tengo que salir a acusar, mínimo hay que tener una objetividad en los temas. Y mirá que yo soy un canario bruto, pero esas cosas las sé”. “No da”, insiste. “Me duele en el alma”, agrega. Y afirma que la fiscal no le da “ninguna garantía. Pero ninguna”. Y trae a la mesa el caso del intendente Agustín Bascou, su antecesor y hombre de su riñón político, acusado por Alciaturi por la compra de combustibles por parte de la Intendencia de Soriano en una estación de servicio de su propiedad. Bascou fue procesado sin prisión y el tema está aún en el Tribunal de Apelaciones. “Yo quiero saber qué irá a pasar si lo declaran inocente. Mirá que a Bascou lo destruyeron. Entonces a mí me preocupa eso”. Al exintendente de Soriano le preocupan las modificaciones que implementó el Código del Proceso Penal aprobado en 2017 y la “centralización de poderes” en la Fiscalía. “Creo que tenemos que trabajar como sistema político en el tema. He hablado con altos dirigentes del Frente Amplio sobre esto”.

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    Guillermo Besozzi saluda a varias personas en Soriano

    Guillermo Besozzi saluda a varias personas en Soriano

    El patrón de estancia

    Hay una defensa que ha esgrimido recurrentemente Besozzi por estos días: él es un gestor, un solucionador de los problemas que le trae la gente y a la que no le pregunta su signo político al momento de resolver. La defensa es ante los hechos concretos por los que lo acusan. Pero también por esa cuestión que suele ganar la agenda de los analistas políticos en asuntos irregulares que involucran o salpican a los intendentes del interior, eso de que se mueven a sus anchas, como patrones de estancia o señores feudales sin los debidos o suficientes controles de la Junta Departamental. Besozzi se ataja. “Hay todo un sistema político, democrático y jurídico que vale para los departamentos. ¿Y si no, para qué está el resto de las instituciones que nos controlan?”, se pregunta. “Nosotros lo que hacemos, que es lo que no entienden a veces en Montevideo, es caminar por la calle. Yo a las seis y cuarto de la mañana ya estoy acá atendiendo gente, vienen en moto, en auto a hablar conmigo, con distintas dificultades y problemáticas. Y nosotros lo que hacemos es tratar de resolver. Ahora: si hay alguien que se va de mambo, yo no sé. No es mi caso. Yo he sido un luchador por mejorar la calidad de vida de la gente. Y no existe en este mundo una persona que haya venido a hablar conmigo y que diga que yo le pregunté si era blanco, colorado o frentista. Jamás. Creo que es hasta al revés: les doy un mejor trato a los que son del otro lado”.

    ¿Pero le cabe alguna autocrítica en estos delitos que se le imputan? ¿Admite que actuó al borde de la normativa, bordeando o transgrediendo la legalidad para gestionar y resolver? Besozzi empieza a relatar alguno de los casos por los que está siendo investigado. En casi todos hay un común denominador, el asunto de las “gauchadas”, que lo llaman porque “es el único político que atiende el teléfono”, el gestor, el que resuelve. Pone un ejemplo, “un canario de Fray Bentos” que compró un camión en un remate judicial y que le querían cobrar los años de patente mientras el vehículo estuvo “preso” en Paysandú, habla de sus gestiones, que llamó incluso al intendente sanducero, el también blanco Nicolás Olivera. “Hay que poner contexto: el tipo quería salir a trabajar con el camión porque se venía la zafra”, dice Besozzi. Dice que habló con unos y otros aunque el tema excedía a su departamento, que averiguó finalmente que correspondía el pago de las multas y que se terminaron pagando en cuotas. “Ahora, si yo no puedo hacer una gestión de esas... bueno, ta, entonces vamos a ir a una burocracia insoportable. Ya es insoportable”, afirma. “Si vamos a ir a que un gobernante no pueda llamar para averiguar una situación como la que estoy contando, bueno, entonces ya está, no se puede hacer nada”.

    ¿Está convencido de su inocencia? Besozzi responde. “Ah, pero superconvencido”, dice. Y vuelve con más ejemplos de los casos que le imputan. El tema de unos toros que fueron llevados a la casa de Besozzi presuntamente a cambio de materiales de la intendencia. “Dos metros de arena” para “el Ricardito”. “Una mano a un peón rural, de abajo, que conozco la situación, que se había separado en ese momento el paisano, pero no nos estamos llevando nada para mi casa. ¿Cómo voy a cambiar fletes de toros por algo? La exposición feria te los manda gratis. Es un enchastre”.

    Los adelantos de dinero para cubrir cheques de la asociación de funcionarios de la intendencia, Adeom. “Yo no adelanté ningún dinero”, responde. “Adeom empieza con problemas. Venían con su abogado y planteaban si le podíamos adelantar dinero de ellos. ¿Quién recauda el dinero de Adeom? La intendencia. ¿Quién maneja la caja asegurando que no haya ningún problema? La intendencia. Los tipos venían y decían que estaban complicados y es verdad. Hasta yo les llegué a decir: ‘Ustedes van a terminar todos presos’. Adeom me pide dinero adelantado de ellos. Yo consulto con el contador y dijimos que la plata de Adeom la manejamos nosotros, así que no había problemas. Y si no les hubiéramos adelantado, hubieran dicho: ‘Pero, claro, como son del MPP no le adelantan’. Pero podía hacerlo, y se hizo una carta, un expediente, y se planteó cómo se iba a devolver. El resto era un lío interno de ellos. Hasta que llegó un día en que el resto de los funcionarios van al Ministerio de Cultura, trabajan sobre este tema, ponen un interventor y mandan un cedulón diciendo que la intendencia no podía entregar más plata a este señor de Adeom”, argumenta. “¿A vos te parece? Un tema comercial con Adeom, con un expediente de por medio, con cartas firmadas, y le adelantamos plata de ellos… ¿eso es patrón de estancia? Eso es resolver el problema de un gremio que participa y es parte de la intendencia, pero que no tenemos nada que ver. Y no hay ningún delito porque no era plata de la intendencia, era plata de ellos”.

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    Poster de Besozzi en un auto

    Poster de Besozzi en un auto

    Las escuchas y el activo para la campaña

    “A mí me investigaron el teléfono en los últimos ocho meses durante 12 horas del día”, se queja Besozzi. ¿Y no sospechaba que podía tener el teléfono pinchado? “¡Sí! ¿Sabés cuántas veces me vinieron a decir unos y otros que los teléfonos estaban todos pinchados? ¿Sabés lo que contesté yo? Que no tenía nada para esconder. ¿Cuándo canjeé yo para mí algo?”, se defiende. Y dice que le gustaría saber por qué tipo de delito fue que le empezaron a escuchar sus llamadas y mensajes. “¿Fue porque la intendencia le adelantó plata a Adeom? ¿Y en vez de llamarme a preguntarme cómo es la situación me empiezan a escuchar el teléfono?”.

    El exintendente de Soriano, que empezará a hacer campaña para volver al sillón municipal desde su prisión domiciliara, destaca el llamado de otros dirigentes políticos en estos días de encierro. Desde el presidente de la República, Yamandú Orsi, hasta el expresidente Luis Lacalle Pou. “Tengo amigos en todos lados, podré tener diferencias, pero tengo amigos. Y siento que en esta actividad estamos expuestos a cosas complicadas”.

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    Besozzi se toma un tiempo para reflexionar sobre su prisión, los delitos que le imputan, la marcha en su apoyo y el impacto que pueda tener en su campaña. “Yo siento, y tal vez no lo he dicho tan claro, que sembré una forma de ser y me conocieron por honesto. Yo fui honesto siempre. Honesto intelectualmente, porque trabajé con todos los gobiernos nacionales y porque siento que la función pública es para tratar de las cosas para adelante. Y lo que yo sembré es la honestidad que tengo. Podré tener errores, equivocaciones, pero no me quedé con nada. Yo vivo en esta chacra, en este tipo de rancho. Ya dije que abran las cuentas bancarias mías y de mi mujer. Todas quiero que abran. No tengo nada. Vivo al día yo. Y doy de mi bolsillo”.

    ¿Y todo esto puede ser un activo para su campaña? “Sí, pero me duele que esto sea un activo, me gustaría que fuera por lo que hice como intendente. No me gusta salir fortalecido con una situación de estas, me gustaría salir fortalecido por mi gestión como intendente”.