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    'Ellas. Mujeres de la Escuela del Sur': las artistas del Taller Torres García invaden el Museo Blanes

    Desde su inauguración el 15 de marzo, visitaron la exposición más de 16.000 personas; familiares y coleccionistas continúan acercando obras

    Fue una investigación de más de un año que implicó revisar el acervo del Museo Blanes y el de la Fundación José Gurvich, además buscar por colecciones privadas, galerías y casas de familiares. El objetivo era encontrar la mayor cantidad de artistas mujeres que habían formado parte de la Escuela del Sur, fundada por Joaquín Torres García. El resultado fue inesperado porque aparecieron 115 nombres. De todas estas artistas se consiguieron en principio 42 obras y con esas piezas se inauguró Ellas. Mujeres de la Escuela del Sur, una muestra que hasta el 14 de julio se exhibe en el Museo Blanes. Pero el mismo día de la inauguración, pocas horas antes, llegó otro cuadro, y ya eran 43. Y en el correr de los días continuaron llegando obras al museo que llevaban bajo el brazo familiares de las artistas. Y las sorpresas continuaron porque desde su inauguración el 15 de marzo hasta esta semana, por la exposición pasaron 16.443 visitantes, un número poco acostumbrado en los museos. Esa cifra obligó a extender la exhibición, que en principio iba a ir hasta fines de mayo.

    Quienes lograron este éxito fueron dos mujeres, ambas curadoras de la muestra: María Eugenia Méndez, investigadora de la Fundación Gurvich, especializada en la Escuela del Sur y especialmente en la obra de sus artistas, y Cristina Bausero, directora del Museo Blanes.

    “Todos los museos están revisando las obras de las mujeres en sus acervos. Hace años me especialicé con la Escuela del Sur y en las mujeres como fenómeno particular. Con Cristina decidimos investigar qué había en nuestros acervos, ella lo hizo en el Blanes y yo en el de la Fundación Gurvich, donde tenemos 25 colecciones de arte que son de su acervo privado. Estuvimos buscando durante mucho tiempo en los documentos históricos qué nombres había de mujeres y ahí cotejamos cuáles teníamos y cuáles nos faltaban, y encontramos un total de 115 nombres”, explicó Méndez, que acompañó a Búsqueda en un recorrido por esta muestra que invade todas las salas del Blanes, excepto la de su exhibición permanente.

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    Obra de Marta Morandi

    Obra de Marta Morandi

    La Escuela del Sur atravesó por tres grandes períodos. El primero, de 1935 a 1940, fue el de la Asociación de Arte Constructivo. Le siguió el más conocido, el Taller Torres García (TTG), que abarcó desde 1942 hasta la fecha de la muerte de Torres García en 1949, aunque el taller continuó con sus discípulos y tuvo dos cierres, uno en 1962 y otro en 1967. La exposición abarca prácticamente toda la historia del taller y está organizada en dos períodos con obras prestadas o con las que pertenecen al acervo de la Fundación José Gurvich y del Museo Blanes. Un período es Movimiento constructivista. Escuela del Sur y primeros talleres (1935-1967); el otro se llama Caminos personales, y abarca la continuidad de las artistas más allá de la escuela y de la influencia del TTG. De algunas de ellas hay obras en ambas etapas. Con todo el material se hizo un hermoso catálogo, que incluye una investigación de Méndez, y muy pronto saldrá un anexo con las últimas obras que se sumaron a la muestra.

    Las obras de arte envejecen, igual que las personas. Se notan sus arrugas y su deterioro, el polvo y la convivencia con la vida cotidiana de los hogares. Las curadoras decidieron mostrarlas tal como las tenían los familiares en sus casas, con mínimas intervenciones cuando era necesario.

    Obviamente quienes visiten la exposición se preguntarán por qué tal cantidad de artistas había permanecido en el olvido, salvo algunas que tuvieron una prestigiosa trayectoria, como Linda Kohen , Eva Olivetti, Amalia Nieto, Elsa Andrade o Berta Luisi. También integran la muestra Ifigenia y Olimpia Torres, hijas de Joaquín Torres García, y Manolita Piña, su esposa. Pero salvo estas excepciones, el grueso de las artistas quedaron en un segundo plano detrás de los artistas del TTG, a veces nombradas en algunas investigaciones o conocidas por especialistas. Méndez dio una respuesta para esta situación. “Los artistas decidían que el arte era su oficio y se habían entregado totalmente, no se dedicaban a otra cosa, y las mujeres tenían que estar haciendo muchas otras tareas a la vez, como el cuidado de los hijos. Había excepciones. Por ejemplo, Elsa Andrade sí se dedicó de lleno a la pintura, pero exposiciones individuales había hecho solo dos. Por más que su esposo Agusto (Torres) la incentivaba. Pero ella siempre le dejó el lugar principal. Eso es parte de nuestra historia y de una época”.

    Otra curiosidad es que a ellas no se las conoce por sus apellidos. Por eso la muestra en la sala principal, con obras propiamente de la época de la Escuela del Sur, está organizada en orden alfabético pero por nombres. Méndez recuerda que ella en Bellas Artes, donde es profesora, pregunta a los estudiantes a qué artista mujer uruguaya conocen y en general le nombran a Petrona. Y así, como Petrona y no como Viera, pasó a la historia.

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    Bodegón con removedor, de Gloria Franchi

    Bodegón con removedor, de Gloria Franchi

    En la sala principal del Blanes están las obras de los años 30, los estudios constructivos de la Escuela del Sur y también muchos paisajes y también bodegones, no solo obras geométricas. La chacra de Mendizábal, la Ciudad Vieja y la zona portuaria eran los preferidos como modelo de la Escuela del Sur. Retratos de esa época encontraron muy pocos. Son preciosos los bodegones de Angelina de la Quintana, de Beatriz Sosa, de Lily Salvo. Y después están los paisajes portuarios, como Puerto del Buceo, de Nieto, o los más ciudadanos de Nelsa Solano, o el más rural de María Rosa de Ferrari, o el plagado de catedrales de María Cantú. Y es preciosa la Composición con luna de Clara Scremini, con clara influencia de Gurvich.

    El tapiz de Manolita Piña, bordado por ella sobre dibujo de Torres García, es una de las atracciones de la muestra. El gran constructivo pertenece a un coleccionista quien se encargó de ponerlo en condiciones para la exhibición. Otra obra que llama la atención es una madera tallada de Rosa Acle, que se expuso en el Reina Sofía.

    En la muestra hay cerámicas de muchas artistas del TTG que pasaron por el taller de Josep Collell. Y hay juegos de té y de café, jarras y vasos que cualquier visitante querría tener en su casa. Otros objetos de artes aplicadas forman parte de la muestra, en cuero, en madera, en plata.

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    Díptico, de Dora Guidali

    Díptico, de Dora Guidali

    Los rumbos que tomaron las artistas fueron disímiles. Casi todas tienen una obra más metafísica, algunas exploraron el arte textil o el collage en tapiz, como María Julia Monti o Marta Morandi. Lily Salvo tomó un rumbo casi surrealista y Lilián Lipschitz incursionó en objetos de hierro. Lola Fernández, Gloria Franchi, Dora Guidali, Esther Raszap, Raquel Orzuj. La lista sigue y sigue, imposible de abarcar en su totalidad.

    El día de la inauguración el museo se llenó de abrazos y lágrimas, con una mezcla de asombro, curiosidad y alegría. La muestra ha despertado interés también en el extranjero, un gran impulso para seguir investigando en el acervo de nuestras artistas.