Erika Hoffmann —Que se maneje públicamente tu nombre nunca es una experiencia agradable, entonces es obvio que no la pasé bien. Entiendo que son las reglas del juego de la política, pero las personas importan. También entiendo que yo no pertenezco al sector político, o sea, es un cargo de confianza política, pero yo no tengo respaldo de ningún sector del Frente Amplio. Por supuesto que tengo una afinidad ideológica, por algo acepto esta responsabilidad. Si bien no tengo militancia activa en el Frente Amplio, tengo un fuerte vínculo familiar. El esposo de mi mamá, Pedro Seré, fue uno de los fundadores del Frente Amplio y de la Vertiente Artiguista. Liber Seregni iba a mi casa muy seguido y las reuniones fundacionales de la Vertiente se hacían en el fondo de mi casa. Pero yo me formé para esto, trabajé muchos años como periodista, hice una maestría en Dirección de Comunicación. Estoy muy contenta con esta designación, es un desafío tremendo y me siento con todas las habilidades. Siempre uno tiene mucho para aprender, por supuesto, con toda la humildad, pero siento que me preparé para esto.
—Venías con un largo trecho de proyectos de gestión compartidos con Gerardo Grieco en el Sodre y también en el ámbito privado. ¿Cómo influye esa experiencia en tu proyecto?
E. H. —Antes de trabajar con Grieco tuve experiencias en proyectos de cooperación internacional, que siempre tienen una pata pública, y tuve una primera experiencia de gestión pública en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), donde trabajé 10 años cuando Mariano Arana fue ministro (de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente). Participé en la creación del SNAP y fui responsable del área de comunicación y de imagen institucional. En 2012, cuando el ministro era (Ricardo) Ehrlich, Gerardo (Grieco) me invitó a ser parte del equipo de dirección del Auditorio del Sodre.
—¿Cómo tomaste la oposición de Afusodre a tu designación en el Sodre? ¿Como algo personal, o como un rebote por tu experiencia con Grieco?
E. H. —No lo tomé como algo personal y tampoco como un rebote por mi trabajo con Gerardo. Estoy muy orgullosa de esa gestión con Gerardo y con Julio Bocca. Sí me dejó algo de amargura que no se haya puesto en valor lo que se hizo en ese período del Sodre, que fue muy grande. Me tocó a mí porque la piña iba para alguien y yo estaba en el camino. No es nada agradable aparecer en los titulares asociada a algo negativo, pero creo que me la banqué estoicamente. Es parte de la política. Y bueno, tengo hijas y sé que los éxitos también generan ese tipo de cosas. A veces los golpes vienen por ese lado. No hubo tampoco una comunicación oficial de Afusodre al respecto, fueron opiniones de algunas personas. Cada uno tiene derecho a su opinión. Tampoco siento que me vetaron. Pasando raya, el presidente me eligió de la batería de personas en las que confiaba para desarrollar políticas de comunicación y cultura.
—¿Cuál es tu experiencia en televisión?
E. H. —A principios de los 2000 trabajé en Canal 5, en TV Ciudad y en Canal 10, en la coconducción del periodístico Dicho y hecho, con Gerardo Sotelo, Pepe Sena y Claudio Romanoff, un gran periodista y compañero, fue una enorme pérdida su muerte. Competíamos con Zona urbana, también de Canal 10. En TV Ciudad estuve en La ciudad en debate, una coproducción de Álvaro Echaider y la Cámara de la Construcción. Empecé como productora y después asumí la conducción. Fue una experiencia muy interesante, cuando el canal estaba empezando a construir su audiencia, y con temas que atravesaban la problemática de la ciudad, como movilidad, ambiente y cultura. Nos vendría muy bien hoy tener un programa de esas características. Después hice la producción y la conducción de un programa llamado Producción nacional, una coproducción que estuvo en TV Ciudad y después acá en Canal 5, donde también trabajé en un programa de Sergio Puglia y Lil Bettina Chouhy llamado La noche. Me encargaba de la producción, contenidos, guiones y de traer artistas. De hecho, ahora me reencontré con muchos compañeros de aquel tiempo. Después, cuando tuve tres hijas en tres años tuve que dejar de hacer cosas porque la vida no alcanza para todo.
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Daniel Ayala, director de radios públicas
Javier Calvelo/adhocFOTOS
El mandato de la radio
—¿Cómo surgió tu pasión por la radio?
Daniel Ayala —La heredé de mi viejo, que fue informativista de Radio Rural. Ese estudio pequeño de CX4 es de las primeras imágenes que tengo. Radioactividades es fruto de ser un loco de la radio. Empecé muy de chico, allá por los años 70 y 80, a escuchar radio y sobre todo radio de onda corta, y allí surgió ese hobby que llamamos diexismo (del código de frecuencia DX, que corresponde a las emisoras de onda corta, cuyo alcance es internacional). Uno movía la palanquita del receptor y aparecía un mundo de ruidos y de sonidos y de radios. El hobby viene de escuchar radios lejanas, era la internet de aquella época. Era el mundo que se nos abría en un receptor de radio, y sigue existiendo, lo seguimos usando. Entonces nos empezamos a juntar cuatro o cinco locos de la radio como yo, armamos el DX Club del Uruguay, y cuando tuvimos veintipocos años decidimos hacer un programa. Lo pensamos como un lugar para expresar nuestras locuras y hacer terapia radial. En 1988 presentamos un piloto en las entonces radios del Sodre y fuimos bien recibidos. Éramos cinco: Roberto Belo, que después estuvo mucho tiempo en la BBC, Daniel Muñoz Facioli, Horacio Nigro, Gabriel Soto y yo.
—¿Fue antes de ser médico?
D. A. —La radio fue antes que todo. Empecé con Radioactividades dos años antes de recibirme de médico. Y como médico me especialicé como radiopatólogo (análisis de la radiación en los tejidos), por lo que estoy doblemente vinculado a la radio (ríe). La radio y el microscopio son mi vida.
—En Florida tenés experiencia en radio y en gestión pública, ya que fuiste director de Cultura…
D. A. —Desde hace mucho tiempo vivo en Florida, y a la radio y la medicina sumé el camino de la gestión y la política. Hice radio en Florida, una experiencia preciosa en la FM M24 y allí también hice mi carrera en la medicina. Las dos cosas coincidieron con mi período en la Dirección de Cultura de la intendencia. Participé en la creación de M24 y con Luis Ignacio Moreira nos encargamos de la coordinación. Definimos que estaría dedicada a la música uruguaya y a la cultura. Allí hice el programa Vientos del sur. Y en 2005 el intendente Juan Francisco Giacchetti, del Frente Amplio, me convocó para la Dirección de Cultura, que asumí con mucho orgullo.
—¿Cuál es tu historia en la militancia política?
D. A. —Estuve vinculado a la 90, pero mayormente he sido frenteamplista independiente. En los últimos años me vinculé al MPP. Fui candidato suplente a la diputación. Entonces llego a la gestión de las radios públicas desde varios lugares. La radio, la política, la cultura, la medicina. Fui presidente de FEMI también. Ya dejé buena parte de mis tareas en la medicina y planeo mi retiro definitivo para el año que viene.
—¿Qué desafíos tiene el Secan en su conjunto?
E. H. —Nosotros seguimos pensando que es un multimedio. Fue el proyecto de Gerardo Sotelo, y esa mirada perdura. Lo que sí creemos es que hay que respetar la tensión entre la particularidad de cada medio, de la radio, la televisión y lo digital, y a la vez profundizar en la transversalidad. El desafío es avanzar con todo a la vez sin que uno de los medios sea el superpoder. Que cada uno tenga su penetración en el lugar que la debe tener. Este concepto se aplicará también en las audiencias, algo que nos importa mucho. No vamos a competir en lo comercial y no vamos a ir tras programas que tengan muchísimo rating, pero claramente queremos que nos mire, nos lea y nos escuche mucha gente, mucha más gente que hoy. La estrategia será una sumatoria de audiencias.
—¿Cuál será el énfasis principal?
E. H. —Creemos que los medios públicos tienen que constituirse en un referente de la información, con una objetividad editorial. La pertenencia será con el Estado, no con el gobierno. Si bien los medios públicos tienen que estar muy vinculados a las políticas públicas y a lo que se gestiona, tendremos una agenda informativa muy relevante. La información tendrá mucha presencia en la radio, en la televisión y en lo digital. Este propósito de ser agentes informativos y de entretenimiento se sostiene desde la fundación de los medios públicos. Esos eran los objetivos de los fundadores y de los primeros programadores, hace casi cien años. Solo que ahora la tecnología es otra, el entretenimiento es otro y la disponibilidad es otra.
D. A. —La transversalidad es innegable y es el objetivo, pero implica también que cada uno de los medios logre posicionarse por sí mismo. Y sobre ese punto, creo que en el último período la radio perdió muchísimo peso. Esa integración se hizo a partir de un crecimiento enorme de la pantalla y a expensas de la radio, que quedó muy atrás. Hay que dignificar las radios, que perdieron en presupuesto, en funcionarios y en lo edilicio. En el proyecto de transversalidad de la gestión anterior apareció esta estructura (se refiere a la construcción con contenedores) que aún está en obra y que se va a aprovechar. Pero creemos que el edificio de Sarandí y Misiones, por varias razones históricas y por su contextura, es el lugar indicado para las radios. La transversalidad hoy no implica cercanía física. Vamos a coordinar los esfuerzos para cumplir con el mandato del Sodre desde su nacimiento en 1929. El 1 de abril se conmemora la primera transmisión del Sodre. Ese día haremos transmisión con el ómnibus que se utiliza para coberturas y que está en perfecto estado. CX6 fue la primera radio pública que transmitió un Mundial, el del 30. Marcó el sendero. En 2029 festejaremos los 100 años de la radio pública.
—¿Cuál es ese mandato?
D. A. —El legado histórico marcaba que, incluso antes que en Europa, la radio era el eje pero con la cultura atravesando la programación y con el deporte incluido en el concepto de cultura. Entonces, esa emisora CX6 logró patear el tablero en el país. Se creó un instituto como el Sodre a partir de la difusión de la música por la radio. Después llegaron por añadidura los elencos estables y las otras emisoras. Todavía en la planta emisora está la carcasa del transmisor Harris, que hace más de 90 años estuvo funcionando. Cuando hoy uno habla de radios públicas y recorre el país, todavía les dicen las radios del Sodre. Por eso quiero poner en valor ese legado, esa historia nos pone en el futuro. El objetivo de Radio Uruguay es posicionarse como la emisora periodística informativa por excelencia. Y queremos que el interior sea parte esencial de las vivencias radiales y que Radio Uruguay refleje lo que está pasando en el país, que allí estén las voces y los ejes sociales y culturales, que el interior se sienta parte. Los mensajes que llegan a la radio son todos del interior, y a veces emociona que te estén escuchando desde arriba de un tractor.
E. H. —Queremos tener una radio periodística de calidad, que sea referencia, que la gente quiera escucharla. Babel es una joya y hemos identificado la falta de una frecuencia que haga algo parecido a Babel, pero con música uruguaya. Nos merecemos tener una emisora con esas característica. Otro gran desafío es poder tener un espejo de Radio Clásica en FM. Transmitir ópera, los mejores conciertos de la Sinfónica, de la Filarmónica y de otras orquestas del mundo en las mejores condiciones. Vinimos con el compromiso de quedarnos los cinco años y hay que moderar las energías e ir poniéndonos metas para los años que se vienen. Es como una carrera de fondo. Tenemos una meta para el primer año, una muestra de lo que queremos hacer. Tratemos de llegar a los cinco años con unos mejores medios públicos.
D. A. —Tenemos un valioso archivo con un enorme legado, y hay que mostrarlo y digitalizarlo. También coordinar esfuerzos con el Sodre. El archivo tiene que ser soporte CX6 Clásica. En el mundo este tipo de radios están relacionadas con los archivos, con los hitos históricos a través de la voz. Queremos profundizar en ese vínculo.
Lanzamiento en las departamentales
—Recién mencionabas que la información será el eje articulador de los medios públicos. ¿Qué otros contenidos tendrá la televisión?
E. H. —En este canal tienen que pasar cosas importantes. Les daremos importancia a la salida a la calle, a las transmisiones en vivo, a los programas especiales. Ahora tendremos la transmisión de las elecciones departamentales con una mirada territorial. Nuestra intención es armar un estudio de salida al aire en cada departamento con periodistas y analistas locales. En vez de hacer una campaña con lo que vamos a hacer, lo vamos a mostrar haciéndolo. Será una transmisión desde el canal, la radio y lo digital, un lanzamiento de lo que queremos hacer. Queremos tener transmisión de los mundiales, de las olimpíadas y también programas de nicho. Así como transmitimos lo que pasa en el Sodre, podríamos tener un programa de teatro, de gastronomía, infantil, de turismo local o de fiestas tradicionales. Ir transitando esos temas aunque no sean masivos. Los medios públicos son los únicos que les dan espacio a colectivos que no tienen lugar en otro lado. Tenemos que tener mucha conexión con la gente, y la cultura, en el sentido más amplio, debe atravesar la programación. El desafío que tenemos es mejorar la gestión, mostrarnos como canal que hace la diferencia en construcción de ciudadanía, que se reconozcan los valores culturales. La televisión nacional es de todo el país, se hace desde Montevideo al interior, pero queremos reconocer lo que el interior tiene para decir, que sea reproductor de su mensaje. La diversidad, la convivencia, el respeto se tienen que ver en la programación y también en los comunicadores, periodistas, conductores. Queremos que cuando la gente vea Canal 5 y escuche las radios públicas se sienta orgullosa.
—¿Habrá espacios contratados?
E. H. —Algunos los vamos a mantener. Pero de acá a cinco años nuestra política será que todo lo que se pueda hacer en el canal se hará en el canal. Lo que consideremos que es mejor tenerlo por fuera, se tendrá, siempre que esté alineado con el propósito que tenemos. Los programas contratados no se tendrán como ingreso de dinero. Vamos a restaurar todos los acuerdos con redes de televisión de América Latina, también con la Dirección Nacional de Cultura, con ACAU (Agencia del Cine y Audiovisual), con el Sodre para transmitir el ballet y los conciertos, ahí tenemos una responsabilidad de archivo sonoro y de imagen. Año a año hay temas de la agenda pública y mundial que podemos instalar. Por ejemplo, el gobierno creó la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, y ese podría ser un tema para un programa específico o para que lo adapten otros a sus contenidos.
—¿Cuál será el equipo de trabajo para lograr esos contenidos?
E. H. —Por primera vez se instaló el Secan como consejo directivo con tres miembros: una vocal, que es Adriana Asti; un vicepresidente, que es Daniel Ayala, y la presidenta, que soy yo. A su vez, Daniel tendrá un equipo de dirección de la radio, y yo otro que aún no se terminó de conformar, pero seremos cuatro integrantes con Pablo Arriola (asesor en estrategia y contenidos), Sergio Silvestri (jefe de informativos) y una especialista en audiencias con experiencia en Buenos Aires, que está por confirmarse.
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Contenedores instalados en azotea de Canal 5
Javier Calvelo/adhocFOTOS
—¿Qué harán con los contenedores que instaló Gerardo Sotelo? ¿Cuánto fue el costo de esa obra?
E. H. —El costo estuvo en el entorno de los 780.000 dólares. Ya está el 70% de la obra ejecutada y creemos que vamos a llegar al millón de dólares cuando se termine. Ahora vamos a darles otro uso. La idea que tenemos es trasladar las redacciones de prensa para informativo y digital, dejar lugares para edición que ya están preparados con todas las condiciones e instalar donde ahora están las radios algunas oficinas. En unos contenedores que están apilados queremos ubicar las oficinas de dirección, y liberar áreas para algunas oficinas administrativas o de producción, también para reuniones de trabajo, que no tenemos. En el canal hay espacios poco adecuados y poco saludables. Cuando llegué, pensé que el canal tiene una condición desalmada. El gran desafío es que todos se sientan gustosos de venir a trabajar y de ser parte de los medios públicos.
—Hubo filtraciones de agua en los contenedores, ¿cuánta vida útil tendrán?
E. H. —No eran contenedores nuevos, incluso algunos tenían golpes, pero están ahí y hay que sacarles el mejor provecho. Todos los problemas que tienen son solucionables. Hay que hacer algunos arreglos y una batería de baños para los últimos contenedores que usaremos como oficinas y no los tienen.
—¿Cómo se sustentan esos gastos?
E. H. —Hay que aclarar que ninguno de los medios públicos en el mundo es sostenible. Es impensable que se puedan sustentar sin una mirada comercial. Eso no quiere decir no ser responsable con el manejo presupuestal. Nosotros ya comenzamos a comercializar la tanda del canal y de las radios.
—¿Con avisos privados?
E. H. —Sí, no hay nada que lo impida. Pero como no somos descentralizados no podemos administrar los fondos que ingresan comercialmente. Lo que tenemos que presentar es un plan de gestión responsable, lograr una parte del presupuesto que es de Rentas Generales, otra parte que nos gustaría tener es el 20% de la pauta de los entes públicos y la que se puede obtener por la venta de tandas. Hay que lograr que los productos sean de buen nivel para que los privados quieran pautar. Hay dos ejes importantes para los medios públicos de calidad: la tecnología y los contenidos. Si tenemos una mala pantalla, mala tecnología y mal alcance de las radios, no podemos competir. Tampoco si no brindamos buenos contenidos.
—Los medios públicos tienen diversidad de situaciones contractuales y los trabajadores vienen reclamando desde hace años soluciones. ¿Han estudiado este problema?
E. H. —En los medios públicos hay tres sindicatos y estamos en contacto con ellos desde antes de asumir. Cada uno tiene sus reclamos. En principio, de lo acordado con anterioridad, se va a respetar todo lo que sea legal o no tenga ninguna observación. Algunos roles es imposible que se puedan homologar como funcionarios públicos. En otros casos, podemos equiparar remuneración a tareas. Es lo primero que nos tocará ordenar.
—¿Habrá cambio de nombre para el canal?
E. H. —El Canal 5 seguirá llamándose Canal 5.